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Kalachi, el pueblo que se quedó dormido
A mediados de marzo volvió a suceder: una nueva ola de esa misteriosa
"enfermedad del sueño" golpeó a Kalachi, un pequeño pueblo de 680 almas
ubicado 449 kilómetros al noroeste de Astana, la capital de Kazakhstán.
"La
novena ola comenzó. Dos personas, un hombre y una mujer, se
adormecieron. Los trataron en el hospital de Krasnogorsk. En total, 120
personas han padecido la enfermedad. Y si contamos las recurrencias, el
número total es de 152", dijo por teléfono Amanbek Kalzhanov, jefe del
distrito, a LA NACION. En su voz, se adivinaba el hastío.
Un
fastidio comprensible cuando se tiene en cuenta la ausencia de
explicación y la duración del misterio que azota a Kalachi. Hace varios
años, pero más precisamente a partir de marzo de 2013, los habitantes de
ese pueblo rural empezaron a quejarse de mareos, pérdida de memoria y
alucinaciones. Después, comenzaron a dormirse.
Tanto
que, aunque nadie en Kalachi haya leído la historia de Washington
Irving (La leyenda del jinete sin cabeza), han bautizado su ciudad con
el mismo nombre: "El valle dormido".
En
Kalachi, la gente se duerme de golpe, como si hubiera recibido un
mazazo en la cabeza. Hombres, mujeres y niños quedan en estado de coma
mientras trabajan o están en la escuela. Ocho niños se desmayaron
simultáneamente en una misma clase hace unos meses. En otra ocasión,
unos 20 adultos se durmieron al mismo tiempo. El fenómeno dura días y, a
veces, semanas. Y cuando se despiertan, no se acuerdan de nada.
La gente se duerme de golpe, como si hubiera recibido un mazazo en la cabeza.
Algunos
alucinan. "Una pequeña niña de cuatro años vio a su madre con cuatro
pares de ojos, cosas que reptan, caballos volantes y globos brillantes",
relató el periódico The Siberian Times. Como muchos otros vecinos, sus
padres prefirieron partir de Kalachi.
Rudolf
Boyarinos también vio algo, pero no consigue recordar qué. Sus
familiares cuentan que cuatro de ellos tuvieron que hacer enormes
esfuerzos para calmarlo cuando comenzó a gritar como un poseído:
"¡Monstruos, monstruos!".-

El
doctor Kabdrashit Almagambetov trató en el hospital de Esil, la capital
del distrito, a uno de esos casos. Alexander Pavlyuchenko cayó en
estado de narcolepsia mientras visitaba un cementerio. Cuando volvió en
sí, nadie consiguió convencerlo de que no había pasado todo ese tiempo
en una excursión de pesca.
"Es
siempre así: primero se sienten débiles, se quejan de reacciones lentas
y, por fin, se adormecen. Cuando se despiertan, es como si hubieran
vivido en otro planeta", relata.
Para
los habitantes de Kalachi, a la angustia provocada por la ausencia de
explicación, se ha sumado la consternación: con terror en la voz, evocan
un episodio ocurrido en 2010, poco tiempo antes de que la epidemia
hiciera su aparición.
Como en
ese momento no se conocían las manifestaciones del fenómeno, todos
están convencidos de haber enterrado vivo a un anciano que parecía
muerto. Tal vez -temen- fueron ellos quienes lo mataron y ahora están
sufriendo una maldición.
Ni las supersticiones ni la ciencia lograron explicar la "enfermedad del sueño".
En
un primer momento, el diagnóstico de los especialistas fue
"encefalopatía tóxica". Equipos de médicos, virólogos, toxicólogos y
epidemiólogos viajaron desde Rusia e incluso de otros países europeos.
Hasta hoy se han realizado más de 20.000 análisis y estudios clínicos,
pero nadie consiguió hallar una respuesta consensuada.
Según
el experto en sueño Mikhail Poluektov, que se especializa en
enfermedades neuróticas en el Primer Instituto Médico de Moscú, "lo que
sucede en Kazakhstán no tiene nada en común con los 85 desórdenes del
sueño conocidos hasta ahora". Pero, a su juicio, "tampoco se asemeja a
una encefalopatía tóxica".
Hasta hoy se han realizado más de 20.000 análisis y estudios clínicos, pero nadie consiguió hallar una respuesta consensuada.
"Todavía
no conocemos el agente tóxico. Por esa razón, los médicos no pueden
administrar un tratamiento adecuado", dice a LA NACION.
"Al
mismo tiempo -continuó-, vemos que los pacientes mejoran con una
terapia general. Esto parece confirmar la idea de que podría tratarse de
una epidemia de naturaleza psicogénica."
En
otras palabras, podría tratarse de un fenómeno de estrés psicológico o
mental. Poluektov sugiere que el desorden podría ser un caso de psicosis
masiva, "algo así como lo que se llamó "la urticaria de Ben Laden" en
Estados Unidos, cuando cantidad de gente se brotó con placas rojas en la
piel, convencidos de que estaban siendo víctimas de un ataque
bacteriológico. "Esas cosas suelen suceder en comunidades cerradas",
señala Poluektov.
Sin
embargo, la pista más prometedora podría ser la presencia de gas radón
en la atmósfera, una contaminación que provendría de las minas de uranio
explotadas hasta 1991 por los 6500 habitantes de la ciudad minera de
Krasnogorsk, a escasa distancia de Kalachi. Hasta aquel año, Krasnogorsk
era una ciudad "secreta" y cerrada, administrada directamente por el
Departamento de Minería de la ex Unión Soviética. La vida allí era
inusualmente próspera porque sus actividades eran consideradas de vital
importancia por el Estado.
El
ex jefe de la comunidad local, Alexander Rats, recuerda: "A diferencia
de la penuria que reinaba en toda la URSS, en los comercios de
Krasnogorsk se podía encontrar de todo: carne, leche condensada, botas
fabricadas en Yugoslavia. Un minero podía comprarse tres autos en un
año. Teníamos dos jardines de infantes, ambos con su propia piscina".
Ahora, la ciudad está en ruinas, habitada sólo por 130 personas. Cuando
cayó la URSS, en 1991, las actividades cesaron. Las minas cerraron y las
tierras fueron devueltas a la comunidad.
La pista más prometedora podría ser la presencia de gas radón en la atmósfera
La
tesis del gas radón es la convicción que prevalece entre los
científicos de la Universidad Politécnica de Tomsk, 3604 kilómetros al
este de Moscú. "Hemos analizado las muestras de uranio que nos enviaron
los habitantes de Kalachi y llegamos a la conclusión de que el radón es
la verdadera causa. Pero no por su radiactividad. Los desórdenes
provienen del efecto químico del gas. En otras palabras, la enfermedad
se debe a la evaporación de ese gas de las minas", explica Leonid
Rikhvanov, profesor en geoecología y geoquímica.
Pero
los expertos de Tomsk todavía deben probarlo, viajando hasta el
epicentro del fenómeno. La universidad intenta, desde hace meses,
obtener las autorizaciones necesarias, pero nada es fácil en Kazakhstán,
una ex república soviética turcomana, dirigida con mano de hierro por
Nursultan Nazarbayev desde 1991.
La
hipótesis del radón parece, no obstante, insuficiente si se tiene en
cuenta la amplitud del fenómeno: los gases anestesiantes derivados del
radón jamás provocan adormecimientos de varios días consecutivos. Así lo
señala un ex minero citado por The Siberian Times: "Cuando descendíamos
a la mina, la concentración de radón era muy elevada, y nadie se
quedaba dormido".
Por otra
parte, la misteriosa patología apareció recién a fines de 2010. Desde
entonces parece regresar en oleadas: en marzo de 2013, en enero y mayo
de 2014, y en marzo de este año. ¿Cuál es entonces el elemento
desencadenante? Para complicar el rompecabezas y debilitar la
culpabilidad del radón, los múltiples análisis y mediciones efectuados
en las viviendas de Kalachi resultaron negativos.
Otra
pista estudiada es la del monóxido de carbono. Aunque tampoco en este
caso se detectaron rastros particularmente elevados en los domicilios de
las víctimas. Los análisis realizados en los enfermos tampoco fueron
concluyentes: "Procedimos a análisis de sangre y de líquido
encéfalo-raquídeo que no revelaron nada de anormal", insiste el doctor
Kabdrashit Almagambetov.
Los
casos de síndromes colectivos que golpean un pueblo entero no son
desconocidos. En 1951, el pueblo francés de Pont-Saint-Esprit padeció
una ola de locura colectiva. Sobre 300 personas afectadas, 50 debieron
ser hospitalizadas con accesos de violencia y alucinaciones. Otras cinco
se suicidaron en pleno delirio.
Los
especialistas atribuyeron esa misteriosa crisis al cornezuelo del
centeno, un hongo parásito de las gramíneas que secreta el ácido
lisérgico del que deriva el LSD y que se encuentra a veces en la harina.
El episodio terminó siendo bautizado "el pan maldito de
Pont-Saint-Esprit". Pero la historia no registra el equivalente de este
fenómeno de narcolepsia colectiva que golpea a Kalachi.
En
1951, el pueblo francés de Pont-Saint-Esprit padeció una ola de locura
colectiva. Sobre 300 personas afectadas, 50 debieron ser hospitalizadas
con accesos de violencia y alucinaciones.
En
menor escala, el periódico británico The Guardian investigó en 2013 el
extraño caso de una gran familia española, los López, cuyos miembros
padecen adormecimientos súbitos y profundos en cualquier momento del
día. Según los médicos que estudiaron la patología familiar, se debería a
la carencia genética de un neurotransmisor, la orexina (o
hipocreatina), que estaría implicada en graves casos de narcolepsia.
Los
López también evocan intensas sensaciones de déjà-vu y sus sueños de
persecución son tan realistas que podrían ser considerados
alucinaciones. "Bien se podría pensar que, en la comunidad cerrada de
Kalachi, esta deficiencia de orexina se registra en el seno de varias
familias. Pero, una vez más, esa característica no bastaría para
explicar la duración de las fases de sueño y la aparición, reciente y
espontánea del síndrome" en 2010, explica el doctor Almagambetov.
No
obstante, como lo demuestran algunos casos de personas que estuvieron
simplemente de paso, parece que ni siquiera hace falta residir largo
tiempo en Kalachi para ser víctima del misterioso fenómeno. "Mientras
averiguan, todos estamos aterrados de quedarnos dormidos", confiesa la
alcaldesa de Kalachi, Asel Sadvokasova.
Ante
la falta de respuestas, las autoridades locales optaron por una
solución más bien radical y controvertida: desplazar a los habitantes
fuera de la ciudad para evitar la exposición. En enero, el gobernador
regional Sergey Kulagin estimó que la relocalización estaría terminada
para fines de mayo.
"Algunas
medidas son necesarias", afirma la alcaldesa, quien también fue víctima
de un comienzo de adormecimiento. "Es una excelente ocasión para que
nuestros habitantes encuentren un nuevo hogar y otro trabajo", agrega.
Juntos,
con administradores locales y empleadores, las autoridades consiguieron
hasta ahora relocalizar a unos 100 residentes en toda la región de
Akmola, que se extiende sobre una superficie de 90.928 kilómetros
cuadrados en el norte de Kazakhstán. Unos 425 habitantes continúan, sin
embargo, viviendo en el pueblo.
"Se
trata de un desplazamiento voluntario", precisa Sadvokasova. Pero
algunas personas, sobre todo los ancianos, resisten. Viktor Kazachenko,
por ejemplo, no piensa irse: "¿Por qué tendría que irme? Viví aquí
durante 40 años y voy a morir aquí", advirtió a The Siberian Times.
"¿Por qué tendría que irme? Viví aquí durante 40 años y voy a morir aquí"
Las
autoridades se dicen "abiertas al diálogo". En diciembre una delegación
visitó cada casa para hablar con los residentes y conocer sus
necesidades. Les prometieron que todos los servicios comunales, de las
escuelas a los hospitales, permanecerían operacionales hasta que el
último de los pobladores acepte partir. Mientras tanto, como en la Bella
Durmiente, los estoicos habitantes de Kalachi se aferran a una única
esperanza: seguir siendo capaces de despertarse del próximo sueño.
Algunas
imágenes de un documental que hizo el sitio ruso RT sobre la "epidemia
del sueño" que sufre Kalachi, una pequeña aldea situada al noroeste de
Astana, la capital de Kazakhstán. Las víctimas que se duermen de repente
explican en el video que, cuando despiertan en el hospital, se sienten
mareadas y no recuerdan nada de lo que les pasóAlgunas imágenes de un
documental que hizo el sitio ruso RT sobre la "epidemia del sueño" que
sufre Kalachi, una pequeña aldea situada al noroeste de Astana, la
capital de Kazakhstán. Las víctimas que se duermen de repente explican
en el video que, cuando despiertan en el hospital, se sienten mareadas y
no recuerdan nada de lo que les pasó....
-Argentina-Hs:22:45 P.m-Fuente:Diario La Nacion-Investigacion:Alberto Costacurta Grossetti-Edicion:Mirta B Costacurta y Corresponsales de FILEALIEN-46-
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