Tres cadáveres fueron recuperados del mar, después de que el navío encallara frente a la pequeña isla italiana de Giglio cerca de la costa de Toscana (centro norte). Poco antes había colisionado con grandes rocas en el fondo marino (“que no estaban en las cartas de navegación”, según el capitán) que abrieron un boquete de 70 metros a la embarcación que llevaba 4.234 personas a bordo entre pasajeros y tripulantes.
Anoche, los rescatistas trataban de llegar donde estaban atrapados dos tripulantes.
Las otras dos víctimas mortales son dos franceses. Los controles realizados a las personas que fueron rescatadas y llevadas a tierra indican que al menos 67 sufrieron heridas o necesitan estar bajo observación médica.
Algunas personas sufrieron hipotermia o fractura de huesos después de que la embarcación encallara cerca de la pequeña isla de Giglio, frente a la costa de la región de Toscana.
Según se reportó ayer, si bien la mayoría de los pasajeros eran italianos (989), había a bordo también 177 españoles, 46 brasileños, 18 argentinos, 10 colombianos, 10 chilenos, ocho peruanos, cinco venezolanos, dos cubanos y dos ecuatorianos.
Los 18 argentinos, entre ellos el rosarino Jonatan Joel Balaban (de 23 años) y su novia Hen Dolber, están bien y preparándose para regresar al país, según precisó el consulado argentino en Italia.
El siniestro se desató poco después de la 21 (hora local) de anteayer, cuando el pasaje estaba cenando.
Los pasajeros advirtieron un estruendo y una severa alteración en la navegabilidad del crucero.
“El barco comenzó a temblar”, dijo un pasajero.
En una primera instancia, la tripulación había informado de un desperfecto eléctrico, pero cuando el capitán decidió poner proa a la costa para evitar que el navío se fuera a pique, explicaron a los pasajeros la real magnitud del siniestro y les recomendaron ponerse salvavidas y dirigirse a los lanchones.
Mientras decenas de personas, se calcula que 41, siguen desaparecidas, el barco de 290 metros de eslora está escorado ante la isla.
Se cree que algunos pasajeros podrían estar en la isla Giglio.
La fiscalía investiga por la sospecha de homicidio imprudente. La prefectura en Grosseto comunicó además que está investigando las medidas tomadas para evitar además una catástrofe medioambiental con las casi 2.400 toneladas de combustible de la embarcación.
El capitán del barco, Francesco Schettino, fue detenido, confirmó el fiscal de la ciudad toscana de Grosetto, Francesco Verusio. Previamente, Schettino fue interrogado por los investigadores para determinar las causas del accidente.-
En el momento de la colisión había en el crucero 4.234 personas, entre pasajeros y miembros de la tripulación. Durante todo el día de ayer, equipos de rescate han estado buscando en el barco y el mar a los desaparecidos.
“El barco dio un bandazo”, comentó Peter Honvehlmann, de 38 años, uno de los 500 alemanes que estaban a bordo. “En apenas unos instantes todo fue un caos, los floreros caían de las mesas, las cosas de los estantes era como en la película «Titanic», no se podía creer”.
Según Honvehlmann, primero se informó a los pasajeros de un problema eléctrico. La tripulación intentó calmar a la gente. “Entonces, el barco comenzó a acercarse cada vez más a la costa”, añadió. Sin embargo, dijo, el rescate fue caótico. “Este era el primer viaje en crucero de mi vida y creo que será el último”, añadió.
En varias entrevistas, los pasajeros dijeron que a bordo de la embarcación se desató el pánico y se lamentaron de que el rescate se iniciara demasiado tarde y además fuese caótico. Muchos saltaron a las frías aguas para nadar hasta la isla cercana. Los equipos de rescate informaron además que salvaron a hasta 150 personas de las aguas.
La mayoría del pasaje llegó a puerto en los botes salvavidas. La empresa de cruceros Costa Crociere, con sede en Génova, calificó el accidente de tragedia y trasmitió sus condolencias a los familiares de las víctimas.
Cuando el barco comenzó a escorarse, el pánico cundió entre la tripulación y varios de los pasajeros saltaron por la borda,dijo el prefecto de la región de Grosseto, Giuseppe Linardi. La creciente inclinación del barco dificultó que se pudiera llevar a cabo una evacuación ordenada, explicó la compañía crucerista, que ha prometido cooperación plena con las autoridades para esclarecer el caso.
Varios pasajeros se lamentaron de que la tripulación no estuviese lo suficientemente formada para la acción de rescate. La autoridad portuaria correspondiente, la de Livorno, ha ordenado investigar lo sucedido, así como el manejo de la tripulación con los botes y chalecos salvavidas.
La búsqueda de supervivientes continuó todo el día y durante la noche. “Se trata de una operación peligrosa y muy difícil”, dijo el oficial de rescate Luca Cari al canal de TV Sky TG24, ya que se explorará también el interior de la embarcación sumergida en una posición de 80 grados.
De acuerdo con la empresa, el barco fue construido en 2006 y ofrece 1.500 cabinas para 3.780 pasajeros y 1.100 miembros de la tripulación. No es el primer accidente que sufre el Costa Concordia. En 2008 el barco quedó dañado cuando en el puerto de Palermo y con una fuerte tormenta el crucero chocó la infraestructura portuaria.
Anteanoche, los pasajeros recién se habían sentado a cenar, un par de horas después de haber zarpado del puerto de Civitavecchia cerca de Roma, cuando ocurrió el desastre.
“Vi el faro, sabía que no podría nadar tanto pero muchas personas se arrojaron al mar. Creo que algunos están muertos”, dijo la pasajera Patrizia Perilli.
El barco se volcó por uno de sus lados en aguas de una profundidad de 15 a 20 metros, y partes de las cubierta quedaron parcialmente sumergidas, a algunos cientos de metros de la costa. Los pasajeros de la embarcación Costa Concordia relataron cómo las personas saltaron al mar y se produjeron peleas por los chalecos salvavidas en medio del pánico surgido después de que el barco de 114.500 toneladas chocara con rocas y un banco de arena cerca de Giglio, frente al costa de la región de la Toscana.
Funcionarios advirtieron que las cifras de víctimas eran extremadamente inciertas por la confusión que rodeó el rescate. (DPA, AP y Reuters)
Anoche, los rescatistas trataban de llegar donde estaban atrapados dos tripulantes.
Las otras dos víctimas mortales son dos franceses. Los controles realizados a las personas que fueron rescatadas y llevadas a tierra indican que al menos 67 sufrieron heridas o necesitan estar bajo observación médica.
Algunas personas sufrieron hipotermia o fractura de huesos después de que la embarcación encallara cerca de la pequeña isla de Giglio, frente a la costa de la región de Toscana.
Según se reportó ayer, si bien la mayoría de los pasajeros eran italianos (989), había a bordo también 177 españoles, 46 brasileños, 18 argentinos, 10 colombianos, 10 chilenos, ocho peruanos, cinco venezolanos, dos cubanos y dos ecuatorianos.
Los 18 argentinos, entre ellos el rosarino Jonatan Joel Balaban (de 23 años) y su novia Hen Dolber, están bien y preparándose para regresar al país, según precisó el consulado argentino en Italia.
El siniestro se desató poco después de la 21 (hora local) de anteayer, cuando el pasaje estaba cenando.
Los pasajeros advirtieron un estruendo y una severa alteración en la navegabilidad del crucero.
“El barco comenzó a temblar”, dijo un pasajero.
En una primera instancia, la tripulación había informado de un desperfecto eléctrico, pero cuando el capitán decidió poner proa a la costa para evitar que el navío se fuera a pique, explicaron a los pasajeros la real magnitud del siniestro y les recomendaron ponerse salvavidas y dirigirse a los lanchones.
Mientras decenas de personas, se calcula que 41, siguen desaparecidas, el barco de 290 metros de eslora está escorado ante la isla.
Se cree que algunos pasajeros podrían estar en la isla Giglio.
La fiscalía investiga por la sospecha de homicidio imprudente. La prefectura en Grosseto comunicó además que está investigando las medidas tomadas para evitar además una catástrofe medioambiental con las casi 2.400 toneladas de combustible de la embarcación.
El capitán del barco, Francesco Schettino, fue detenido, confirmó el fiscal de la ciudad toscana de Grosetto, Francesco Verusio. Previamente, Schettino fue interrogado por los investigadores para determinar las causas del accidente.-
En el momento de la colisión había en el crucero 4.234 personas, entre pasajeros y miembros de la tripulación. Durante todo el día de ayer, equipos de rescate han estado buscando en el barco y el mar a los desaparecidos.
“El barco dio un bandazo”, comentó Peter Honvehlmann, de 38 años, uno de los 500 alemanes que estaban a bordo. “En apenas unos instantes todo fue un caos, los floreros caían de las mesas, las cosas de los estantes era como en la película «Titanic», no se podía creer”.
Según Honvehlmann, primero se informó a los pasajeros de un problema eléctrico. La tripulación intentó calmar a la gente. “Entonces, el barco comenzó a acercarse cada vez más a la costa”, añadió. Sin embargo, dijo, el rescate fue caótico. “Este era el primer viaje en crucero de mi vida y creo que será el último”, añadió.
En varias entrevistas, los pasajeros dijeron que a bordo de la embarcación se desató el pánico y se lamentaron de que el rescate se iniciara demasiado tarde y además fuese caótico. Muchos saltaron a las frías aguas para nadar hasta la isla cercana. Los equipos de rescate informaron además que salvaron a hasta 150 personas de las aguas.
La mayoría del pasaje llegó a puerto en los botes salvavidas. La empresa de cruceros Costa Crociere, con sede en Génova, calificó el accidente de tragedia y trasmitió sus condolencias a los familiares de las víctimas.
Cuando el barco comenzó a escorarse, el pánico cundió entre la tripulación y varios de los pasajeros saltaron por la borda,dijo el prefecto de la región de Grosseto, Giuseppe Linardi. La creciente inclinación del barco dificultó que se pudiera llevar a cabo una evacuación ordenada, explicó la compañía crucerista, que ha prometido cooperación plena con las autoridades para esclarecer el caso.
Varios pasajeros se lamentaron de que la tripulación no estuviese lo suficientemente formada para la acción de rescate. La autoridad portuaria correspondiente, la de Livorno, ha ordenado investigar lo sucedido, así como el manejo de la tripulación con los botes y chalecos salvavidas.
La búsqueda de supervivientes continuó todo el día y durante la noche. “Se trata de una operación peligrosa y muy difícil”, dijo el oficial de rescate Luca Cari al canal de TV Sky TG24, ya que se explorará también el interior de la embarcación sumergida en una posición de 80 grados.
De acuerdo con la empresa, el barco fue construido en 2006 y ofrece 1.500 cabinas para 3.780 pasajeros y 1.100 miembros de la tripulación. No es el primer accidente que sufre el Costa Concordia. En 2008 el barco quedó dañado cuando en el puerto de Palermo y con una fuerte tormenta el crucero chocó la infraestructura portuaria.
Anteanoche, los pasajeros recién se habían sentado a cenar, un par de horas después de haber zarpado del puerto de Civitavecchia cerca de Roma, cuando ocurrió el desastre.
“Vi el faro, sabía que no podría nadar tanto pero muchas personas se arrojaron al mar. Creo que algunos están muertos”, dijo la pasajera Patrizia Perilli.
El barco se volcó por uno de sus lados en aguas de una profundidad de 15 a 20 metros, y partes de las cubierta quedaron parcialmente sumergidas, a algunos cientos de metros de la costa. Los pasajeros de la embarcación Costa Concordia relataron cómo las personas saltaron al mar y se produjeron peleas por los chalecos salvavidas en medio del pánico surgido después de que el barco de 114.500 toneladas chocara con rocas y un banco de arena cerca de Giglio, frente al costa de la región de la Toscana.
Funcionarios advirtieron que las cifras de víctimas eran extremadamente inciertas por la confusión que rodeó el rescate. (DPA, AP y Reuters)
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