Pocas
mujeres han alcanzado en la historia universal la fama y trascendencia de Eva
Perón, de ahí el interés que su persona ha despertado en los más apartados
rincones de la Tierra,
manifestado en la cantidad de obras musicales, películas, documentales,
biografías, artículos y representaciones que han visto la luz en todos los
países del mundo.
Una infancia difícil
Eva
Duarte de Perón nació en el campo La
Unión, próximo a Los Toldos, típico pueblo rural de la
provincia de Buenos Aires próximo a la ciudad de Junín, el 7 de mayo de 1919.
Su
padre, Juan Duarte era un poderoso
arrendatario de Chivilcoy, descendiente de vascos y militante activo del
Partido Conservador. Favorecido por las leyes vigentes, Duarte se apropió de
tierras pertenecientes a la comunidad mapuche para dar forma a un
establecimiento rural que sería fuente de trabajo de numerosas familias de la
región.
La
madre de Eva, Juana Ibarguren, era hija de una puestera de aquellos campos,
Petrona Núñez, descendiente de españoles y de Joaquín Ibarguren, vasco,
propietario de un carro con el que se ganaba la vida.
Duarte
era casado y padre de seis hijos cuando formó una familia paralela con Juana
Ibarguren, con quien tuvo cinco vástagos extramatrimoniales, Eva y Juan Duarte
entre ellos.
El
8 de enero de 1926 Juan Duarte falleció en un accidente automovilístico cerca
de su ciudad natal dejando a su familia ilegítima completamente desprotegida.
Eva jamás obligaría que tanto a ella, como a su madre y sus hermanos se les
prohibió la entrada al velatorio y que recién después de un escándalo con la
familia, se les permitió incorporarse al final del cortejo fúnebre que llevaba
los restos de su poderoso padre, ello gracias a la intervención de un familiar
que en esos momentos desempeñaba las funciones de intendente municipal de
Chivilcoy.
Inmediatamente
después debieron abandonar los campos que fueran propiedad de su progenitor y
así fue como se establecieron en la humilde vivienda de ladrillos de la calle
Francia, en las afueras de Los Toldos, que hoy se ha convertido en museo y
atractivo turístico.
Aquello
marcó profundamente a la niña fortaleciendo en extremo su temple y su espíritu.
Para
mantener a sus hijos, doña Juana Ibarguren debió trabajar como costurera. El
pueblo, asentado sobre las tierras que ocuparan las tolderías del legendario
cacique Coliqueo vivía, pura y exclusivamente de la actividad agrícola y
ganadera después de desplazar a los indios y facilitar el asentamiento de
blancos y europeos.
Evita
recién ingresó a la escuela primaria en 1927, cuando contaba siete años de edad
y como no demostró mucha facilidad por los estudios, debió repetir el segundo
grado.
En
aquellos años, la niña y sus hermanos debieron soportar muchas humillaciones,
una de las peores al ingresar al aula donde casi siempre alguien escribía en el
pizarrón “Vos no sos Duarte, sos Ibarguren”, en alusión a su condición de hijos
naturales o cuando despectivamente la llamaban “Chola” pese a que de india no
tenía nada y poseía marcados rasgos europeos.
Sus años en Junín
En
1930 doña Juana Ibarguren decidió radicarse en Junín, ciudad mucho más
importante que el poblado rural en el que vivían, fortalecida su economía
familiar por los aportes que realizaban sus hijos Blanca, Elisa y Juan Ramón,
quienes habían conseguido empleo. Eso le permitió a Erminda ingresar en la Escuela Normal
Nacional para ser maestra y a Evita hacer lo propio en la Escuela Nº 1, que
llevaba el nombre de su benefactora, Catalina Larralt de Estrugamou.
Primero
se instalaron en una casa alquilada, sobre la calle Roque Vázquez 86 y luego,
cuando Juan Duarte ingresó como vendedor en la fábrica de jabones Guereño, en
una un poco más amplia, en Lavalle al 200, pasando luego a una tercera en
Winter y finalmente a la de Arias 171, todas ellas alquiladas. Fue ahí donde
Evita comenzó a analizar la posibilidad de convertirse en actriz.
Carrera artística
En
1935 Evita viajó a Buenos Aires junto a su madre, para probar suerte en el
ambiente del cine y del teatro. Consiguió un papel de reparto en la Compañía Argentina
de Comedias que encabezaba la gran actriz Eva Franco y el 28 de marzo de ese
mismo año debutó en el Teatro “Comedia”, con la obra La Señora de los Pérez.
A
comienzos del año siguiente se incorporó a la compañía de Pepita Muñoz, Eloy
Álvarez y José Franco y en el mes de mayo se fue de gira por el interior.
A
su regreso, pasó a la agrupación de Pablo Suero, debutando en el Teatro
“Corrientes” con un papel secundario en Los
Inocentes, con la que viajó a Montevideo al año siguiente. De regreso en
Buenos Aires, se incorporó a la compañía de Armando Discépolo y poco después
comenzó a posar para avisos publicitarios y a trabajar en la radio.
En 1939, Pascual Pelliciota le propuso sumarse a la compañía de Radio Mitre para hacer radioteatro, una actividad muy en boga en aquellos días y el 1 de mayo pasó a Radio Prieto para estrenar Los jazmines del 80. Radio El Mundo y Radio Argentina también la vieron pasar por sus estudios y en esas estuvo hasta que en 1943 Radio Belgrano, de Jaime Yankelevich, la contrató para el célebre ciclo Biografía de Mujeres Ilustres, que se emitiría ininterrumpidamente hasta 1945.
En 1939, Pascual Pelliciota le propuso sumarse a la compañía de Radio Mitre para hacer radioteatro, una actividad muy en boga en aquellos días y el 1 de mayo pasó a Radio Prieto para estrenar Los jazmines del 80. Radio El Mundo y Radio Argentina también la vieron pasar por sus estudios y en esas estuvo hasta que en 1943 Radio Belgrano, de Jaime Yankelevich, la contrató para el célebre ciclo Biografía de Mujeres Ilustres, que se emitiría ininterrumpidamente hasta 1945.
Su
primer actuación en cine tuvo lugar en 1937, en la película “¡Segundos afuera!”
y luego consiguió otros papeles secundarios en
“La carga de los valientes” (1940), “El más infeliz del pueblo”, con
Luis Sandrini y “Una novia en apuros”,
ambas en 1941.
Un
primer antecedente de la militancia política de Evita lo encontramos el 3 de
agosto de 1943, cuando tomó parte en la fundación de la Asociación Radial
Argentina (ARA), en la que llevó a cabo una actuación gremial discreta.
Dos meses antes se había producido el golpe de Estado que derrocó al gobierno conservador del Dr. Ramón S. Castillo y le abrió a su futuro esposo el camino al poder.
Dos meses antes se había producido el golpe de Estado que derrocó al gobierno conservador del Dr. Ramón S. Castillo y le abrió a su futuro esposo el camino al poder.
Juan Domingo Perón
Eva
conoció a Perón al año siguiente, el 22 de enero de 1944, cuando se llevó a
cabo un gran acto en el estadio Luna Park, para recaudar fondos destinados a la
ciudad de San Juan, arrasada por un violento terremoto.
El
evento, organizado por la
Secretaría de Trabajo y Previsión, de la que Perón era
titular, contó con una presencia multitudinaria, que se dio cita en el lugar
para presenciar la condecoración de las personas que más habían trabajado en la
recolección de dinero. Perón, que en sos momentos era viudo, quedó flechado con
la joven actriz y al mes siguiente le propuso irse a vivir con él a su lujoso
departamento de la calle Posadas, en el barrio de Recoleta.
Poco después, el carismático líder solicitó al capitán Manuel Federico Villegas, su amigo y secretario de Radio y Difusión del régimen militar, un papel para su flamante pareja en alguna radionovela y de ese modo, la muchacha provinciana comenzó a trabajar en dos obras que en su momento tuvieron gran repercusión, “Tempestad” y “Reina de Reyes” al tiempo que se convertía en la voz oficial de “Hacia un futuro mejor”, programa patrocinado por la mencionada Secretaría de Trabajo y Previsión, que tenía por finalidad difundir los logros y conquistas sociales de esa dependencia, es decir, los de Juan Domingo Perón.
Poco después, el carismático líder solicitó al capitán Manuel Federico Villegas, su amigo y secretario de Radio y Difusión del régimen militar, un papel para su flamante pareja en alguna radionovela y de ese modo, la muchacha provinciana comenzó a trabajar en dos obras que en su momento tuvieron gran repercusión, “Tempestad” y “Reina de Reyes” al tiempo que se convertía en la voz oficial de “Hacia un futuro mejor”, programa patrocinado por la mencionada Secretaría de Trabajo y Previsión, que tenía por finalidad difundir los logros y conquistas sociales de esa dependencia, es decir, los de Juan Domingo Perón.
Pero
su gran salto al estrellato llegó a través de los Estudios San Miguel, que la
convocaron para rodar dos películas que hoy se han convertido en objeto de
culto, “La cabalgata del circo”, dirigida por Mario Soffici y Eduardo Boneo,
con Hugo del Carril y Libertad Lamarque en los papeles principales y “La
pródiga”, que por presiones de Perón, nunca llegó a estrenarse.
Su carrera política
Ese
mismo año, Evita resultó electa presidenta de la Asociación Radial
Argentina y en esas funciones se encontraba cuando se produjo el movimiento
revolucionario del 17 de octubre de 1945 que catapultó a su futuro marido al
poder supremo.
Todo
comenzó el 8 del mismo mes cuando el general Eduardo Ávalos exigió por la
fuerza la dimisión de Perón de todos los cargos que ejercía, a saberse,
secretario de Trabajo y Previsión, ministro de Guerra y vicepresidente de la Nación.
El
líder justicialista dimitió al día siguiente y después de refugiarse con Eva en
diferentes domicilios, uno de ellos el de Elisa Duarte, fue detenido y enviado
solo a destierro en la isla Martín García, donde vivió tres días de
incertidumbre mientras en Buenos Aires, sus seguidores ponían en marcha el
movimiento que habría de proyectar su figura a la primera magistratura.
Perón
llegó a la isla el 13 de octubre y se alojó en una vivienda de la población, la Casa-Intendencia,
donde escribió varias cartas y efectuó algunas caminatas, en espera de los
acontecimientos.
En una de aquellas misivas, le recomendó a su amigo, el coronel Domingo Mercante, que durase se ausencia se hiciese cargo de Evita y en otra, fechada al día siguiente de su llegada, le dijo a su futura esposa que ni bien dejase la isla, se casaban y se iban a vivir a algún lugar del extremo sur patagónico (se refería a la provincia de Chubut, donde había pasado parte de su infancia), donde pensaba vivir con ella tranquilo y escribir un libro sobre su gestión, su arresto y lo injusto de su situación.
En una de aquellas misivas, le recomendó a su amigo, el coronel Domingo Mercante, que durase se ausencia se hiciese cargo de Evita y en otra, fechada al día siguiente de su llegada, le dijo a su futura esposa que ni bien dejase la isla, se casaban y se iban a vivir a algún lugar del extremo sur patagónico (se refería a la provincia de Chubut, donde había pasado parte de su infancia), donde pensaba vivir con ella tranquilo y escribir un libro sobre su gestión, su arresto y lo injusto de su situación.
Por
entonces, dirigentes sindicales liderados por Cipriano Reyes, activista del
gremio de la carne, trabajaban febrilmente para exigir la liberación de su
líder y traerlo de regreso y de ese modo, dos días después, se produjo la gran
movilización que llevó a Perón al poder.
Temerosos
de la situación, el 16 de octubre los militares mandaron buscar al futuro
presidente, quien se hizo internar en una habitación del 11° piso del Hospital
Militar, donde montó su cuartel general, asistido por sus colaboradores más
cercanos.
Aunque
Evita estuvo presente en ese momento, no tomó parte en la movilización
organizada por Cipriano Reyes, como han asegurado varios historiadores. Su
meteórica carrera política comenzaría unos días después, cuando se puso en
marcha la campaña presidencial para los comicios del 26 de febrero de 1946.
Nervio motor de la Revolución
Justicialista
El
22 de octubre de 1945, Perón y Eva contrajeron matrimonio civil en la Escribanía Ordiales,
de Junín, ubicada en la intersección de las calles Arias y Quintana y el 24 del
mismo mes lo hicieron en la iglesia de San Francisco, de la ciudad de La Plata.
La
carrera política de Eva Perón comenzó a fines de 1945, durante la campaña
electoral para las elecciones del 24 de febrero de 1946. Como nunca antes se
había visto en la historia argentina, la esposa del candidato se paseó con él
durante las giras proselitistas recorriendo el país de una punta a la otra y
haciéndose presente en actos, mítines y conferencias.
Inmediatamente
después de las elecciones, en las que su esposo se impuso por el 54% de los
votos, Evita inició una vigorosa campaña por el reconocimiento de los derechos
de la mujer, en especial, el sufragio femenino, propuesta que dejó entrever en
su primer discurso público, el 27 de febrero de ese año, durante un acto
organizado por el partido vencedor para agradecer a los sufragantes su
confianza. A los pocos días, se puso a trabajar activamente en el proyecto de
ley que fue presentado el 1 de mayo en el Congreso, génesis de la Ley 13.010 de Igualdad de
derechos políticos entre hombres y mujeres, sancionada el 9 de septiembre del
año siguiente.
El
26 de julio de 1949 se llevó a cabo la gran convención en el Teatro Nacional
Cervantes en la que Eva Perón fundó el Partido Peronista Femenino, poderosa
fuerza política de la que fue designada presidente por unanimidad. El mismo se
organizó en base a las hiperactivas unidades básicas femeninas que se
organizaron en los barrios de la Capital Federal y en todas las ciudades y pueblos
del país, destacando por sobre todas las sindicales, integradas por activistas
a sueldo y las ordinarias, formadas por trabajadoras rurales, amas de casa y
empleadas domésticas.
Evita
logró que el 33% de los cargos públicos fuesen reservados a las militantes de
su partido, controlando, de ese modo, un amplio sector del espectro político,
medida que la convirtió en la figura más poderosa e influyente del movimiento,
después de su marido.
Eva
Perón también promovió la igualdad jurídica en el matrimonio y la patria
potestad, estableció fuertes vínculos con los trabajadores y los sindicatos de
toda la nación y puso en marcha programa colosal en beneficio de los
trabajadores y las clases necesitadas.
La
Gira del Arco
Iris
En
el mes de junio de 1947, la primera dama argentina emprendió la gran gira
europea que la llevó en calidad de embajadora del régimen por los principales
países del continente, a saberse, la
España de Franco, Italia, Francia, Portugal, Suiza y el
Vaticano.
La
idea fue establecer vínculos comerciales con esos países y estudiar a fondo sus
sistemas de obras sociales para compararlos con los de su país y en ese
sentido, fue recibida por las principales autoridades de las naciones que
visitó, ovacionada en España, Italia y Portugal, admirada en Francia y
agasajada por el mismísimo Papa Pío XII, aunque soportó algunas muestras de
oposición en Suiza e Italia.
Durante
el viaje de regreso se detuvo en Brasil, con el objeto de asistir a la
convención de entidades sindicales que se iba a llevar a cabo en la capital de
ese país y en Uruguay, escala previa a su llegada a Buenos Aires.
Abanderada de los
humildes
Decidida
a encarar un ambicioso programa de ayuda social a las clases necesitadas, Evita
dio forma a la Fundación
Eva Perón, una institución de magnitud nacional destinada a
cubrir las necesidades del proletariado, los necesitados y los enfermos.
La
entidad, atendida personalmente por su fundadora, comenzó a funcionar en el
Ministerio de Hacienda y posteriormente en el Ministerio de Comunicaciones, en
lo que hoy es el edificio del Correo Central, donde se formaban largas colas de
ciudadanos que acudían a solicitar ayuda, a buscar empleo o pedir protección.
Al
reunir en su persona las funciones de Primera Dama con las de presidenta del
Partido Peronista Femenino y la Fundación Eva Perón, la joven esposa del primer
mandatario argentino se convirtió en la figura más poderosa del país después de
Perón.
Comenzó
de esa manera una febril actividad que se vio materializada en obras de
envergadura tales como hospitales, salas de primeros auxilios, maternidades,
escuelas, hoteles, centros recreativos, colonias de vacaciones para la infancia
y la tercera edad, hogares para ancianos, hogares para las empleadas, ciudades
estudiantiles, ciudades universitarias, instituciones deportivas y culturales,
hogares para los desamparados y los enfermos, asistencia médica y social para
los necesitados.
La República de los Niños
que se construyó en la localidad de Gonnet e inspiró a Walt Disney, fue
creación suya; la búsqueda de trabajo para los desocupados a lo largo y ancho
de todo el país fue una tarea que encaró y supervisó personalmente, lo mismo la
inspección de centros de salud, establecimientos educacionales y hogares de
tránsito, la construcción de viviendas y barrios obreros, la atención
sanitaria, la educación, la política de subsidios y becas e incluso la
asistencia solidaria a países necesitados, entre ellos Estados Unidos e Israel,
tarea grandiosa que proyectó su figura a niveles internacionales ya que, hasta
entonces, no se había registrado nada similar en la historia de las naciones.
En
1948 la Fundación Eva
Perón trasladó su sede al edificio greco-romano de Paseo Colón 850, construido
especialmente para ella, hoy asiento de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos
Aires, donde su titular atendió especialmente a decenas de miles de pobres,
enfermos, campesinos, trabajadores y desocupados que se acercaban hasta allí
para solicitar ayuda, otorgándoles créditos, consiguiéndoles viviendas y
trabajo, proveyéndoles de herramientas y elementos para iniciar una actividad y
atendiendo especialmente a las personas mayores, una de sus grandes
preocupaciones, para quienes mandó redactar e hizo aprobar el Decálogo de la Ancianidad (28 de
agosto de 1948).
Pasión y muerte de Evita
El
22 de agosto de 1951 tuvo lugar el multitudinario Cabildo Abierto del
Justicialismo, convocado por la Confederación General
del Trabajo en la Av.
9 de Julio con el fin de exigir la candidatura de Evita a la Vicepresidencia de
la Nación,
acompañando la fórmula de Perón para un nuevo período presidencial. Ese día, dos
millones de personas se dieron sita en el lugar para pedir a gritos que Eva
Perón aceptase el cargo. Sin embargo, después de cuatro horas en las que le
pueblo solicitó una y otra vez que aceptase el puesto, la Primera Dama declinó
debido a su grave estado de salud, decisión que dio a conocer a través de la
radio por cadena nacional, nueve días después.
Evita
había manifestado la gravedad de su enfermedad por primera vez durante un acto
del Sindicato de Taxistas, el 9 de enero de 1950, cuando repentinamente, se
desmayó. Un año después le ocurrió lo mismo en dependencias de la Fundación y sometida a
un exhaustivo análisis, fue operada el 5 de noviembre del mismo año por el
médico norteamericano George Pack, traído al país especialmente.
El
avance e su enfermedad no le impidió dar un último discurso el 17 de octubre de
1951, ante otra multitud que se dio cita en la histórica Plaza de Mayo. En la
oportunidad, Evita volvió a pedirle al pueblo que siguiese a Perón hasta las
últimas consecuencias y cumpliese su voluntad. Su deterioro físico era evidente
pero aún en esas condiciones, tuvo las fuerzas suficientes como para acompañar
a su marido durante la ceremonia de juramento para su segundo período
presidencial en el Congreso y de pasearse a su lado en el vehículo
descapotable, mientras recorría las calles de la ciudad. En esa oportunidad, al
igual que el Cid Campeador, se hizo sujetar a un armazón metálico especialmente
instalado en el vehículo, para mantenerse de pie.
Eva
Perón entró en coma el 8 de julio de 1952 y falleció dieciocho días después, en
medio del pesar de todo su pueblo.
Las
honras fúnebres que se le dispensaron fueron de una dimensión jamás vista en
América y llegaron a superar las de reyes y estadistas europeos.
Su
cuerpo fue embalsamado y después de ser velado en el Congreso Nacional durante
catorce días, fue conducido a la Confederación General
del Trabajo, donde fue depositado y permaneció en custodia, hasta la caída del
gobierno peronista.
Su legado
Evita
se entregó a la política con tal apasionamiento y fanatismo, que eso le costó
la vida. Legó a la posteridad grandes obras y conquistas sociales trabajando con
un fervor nunca visto por los desposeídos, los niños y los ancianos. Hoy se la
recuerda por su compromiso, su ímpetu, su fogosidad y su tremenda fuerza, cualidades
que le permitieron encarar una cruzada sin igual, secundado a su esposo cuan
leal escudera en la gran revolución social que puso en marcha.
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