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Fosforilación
aberrante de la proteína tau… Es cierto que el consumidor está cada vez
más acostumbrado a términos científicos a través de los medios de
comunicación en todo lo relacionado con la salud y la alimentación: ph5,
omega 3, ácidos grasos esenciales, L. Casei, provitamina B… Pero a la
fosforilación aberrante de la proteína Tau aún no llegamos… Desde luego,
no suena nada bien, y en cualquier caso, provocaría más de un
levantamiento de hombros por indiferencia. Sin embargo, cuando nos
enteramos de que está detrás de la relación entre el herpes labial y el
Alzhéimer, salta la alerta.
No es el último descubrimiento, sino la confirmación a la que al fin han llegado un equipo de científicos españoles en el Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa”, encabezado por Fernando Valdivieso y María Jesús Bullido,
ambos expertos en la enfermedad neurodegenerativa, y dirigido por el
investigador Jesús Aldudo, del Centro de Investigación Biomédica en Red
sobre Enfermedades Neurodegenerativas CIBERNED. Sus conclusiones
fueron publicadas el pasado mes de abril en el Journal of Neuroscience
Research, la revista científica de la prestigiosa Society of Neuroscience.
Según han
explicado los investigadores en su trabajo, los pacientes que padecen
Alzhéimer presentan dos características en su cerebro. Por un lado,
placas seniles compuestas principalmente por agregados del péptido
beta-amiloide, un tipo de esta molécula compuesta por aminoácidos. Y por
otro, la presencia de esa clase de proteína, Tau, con un exceso de
fosforilación.
Esta
proteína suele encontrarse en los microtúbulos celulares, y contribuye a
formar el armazón de la célula. Pero al sufrir esa hiper-fosforilación,
el armazón de la célula se altera y, la forma de ésta, a la vez,
también. Todo lo cual afecta a la sinapsis, esto es, la unión entre
neuronas, o de una neurona y una célula efectora, la acción responsable
de que se lleve a cabo la transmisión del impulso nervioso.
La
fosforilación aberrante en la proteína Tau era ya una vieja conocida en
los laboratorios de investigación de Alzhéimer. En el Centro de Biología
Molecular, Jesús Ávila,
otro de sus investigadores, explica que: “Nosotros fuimos los primeros
en demostrar que esta proteína Tau es el componente más fundamental de
las madejas neurofibrilares”. Y llevaron a cabo un experimento para
demostrar su importancia: con esa proteína fueron capaces de reproducir
en el tubo de ensayo ese tipo de estructuras aberrantes que se forman en
el cerebro del enfermo.
La
novedad del equipo de Valdivieso estriba en que al fin se ha demostrado
que el virus Herpes Simplex de Tipo 1 (HSV -1) guarda relación con la
enfermedad de Alzhéimer. Este virus, conocido por causar las conocidas
pupas en los labios, tiene como consecuencia la acumulación de la
proteína Tau hiper-fosforilada en el núcleo de células neuronales.
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Además,
una de las cuestiones que tienen que resolver ahora los científicos es
si efectivamente la presencia de esta proteína Tau está detrás de la
replicación del propio virus, ya que se encuentra en la maquinaria donde
tiene lugar la multiplicación del ADN viral, según explican en el
artículo publicado en el Journal of Neuroscience.
Valdivieso
apuntó hace unos días, en una rueda de prensa, a la necesidad de crear
una vacuna que fuera capaz de evitar “el traspaso del virus del herpes
aparentemente vinculado con la EA (Enfermedad de Alzhéimer) desde la sangre hasta el cerebro del individuo infectado”.
Alzhéimer por contagio
Se abre
entonces un nuevo camino por el que se puede correr el riesgo de
contraer la enfermedad de Alzhéimer. En este caso, la confirmación de la
relación con el virus del Herpes abre la vía infecciosa. Un simple
beso, compartir un vaso e incluso de madre a hijo por la vía
hematológica puede provocar la neurotransmisión del herpes.
Dado que
el virus se da con más frecuencia y se produce más concentración
conforme avanza la edad del individuo, Valdivieso explicó que cuanto
mayor sea una mujer embarazada, más probabilidad tendrá su hijo de
desarrollar Alzhéimer a la edad de 60 años. De hecho, indicó, la
posibilidad es de “hasta tres veces más”. Y lo han demostrado en su
laboratorio del Centro de Biología Molecular con ratones: aquellos que
fueron inoculados con el herpesvirus transmitieron la infección
directamente a su camada.
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Y aún
queda otro factor de riesgo: el estrés. El enemigo de un porcentaje
importante de la población en los países del Primer Mundo, y a quienes
tantas dolencias y enfermedades psíquicas y físicas ayuda a contraer,
también está detrás del Alzhéimer. Ya se sabía que su presencia en nada
ayudaba a la enfermedad degenerativa, pero en el laboratorio de
Valdivieso descubrieron una posible causa: el estrés es el causante de
que el virus del Herpes, una vez en el individuo, se reactive.
Más causas conocidas, más posibilidad de cura
Decía
Valdivieso en una entrevista que puesto que vivimos más años, somos más
propensos a contraer enfermedades relacionadas con la vejez. La única
manera de evitar las enfermedades propias del paso de los años es
“envejecer satisfactoriamente”.
Lo que
está claro es que si se van conociendo más causas de esta enfermedad que
afecta ya a unas 700.000 personas en España –cada año se diagnostican
150.000 casos nuevos- con más herramientas cuentan los científicos para
hacer frente a ésta.
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La
noticia de la relación entre herpes y Alzhéimer hace unos días no gustó a
nadie. Fue inevitable que, en seguida, se tratara de recordar si se ha
tenido alguna vez una pupa en el labio por calenturas, y quienes las
padezcan con frecuencia, se habrán alarmado. Pero la cuestión es que, si
la investigación de esta relación continúa por su camino, debería
llegarse a la elaboración de algún fármaco o vacuna que impidiera la
infección del virus y/o la llegada del herpes al cerebro.
Todos los
investigadores de Alzhéimer dan la misma respuesta a la repetida
pregunta: esta enfermedad aún no tiene cura. Lo que se pretende es
prevenirla antes de que se desarrolle, porque una vez iniciada, es muy
difícil pararla. Si ya se ha iniciado, se trataría de ralentizar sus
efectos.
Pero todo tiene un precio: según la Confederación Española de Familiares de personas con Alzhéimer,
el coste de un enfermo oscila entre los 29.000 a 36.000 euros al año,
de los cuales, 18.000 euros se dejan en la farmacia. Los medicamentos
que necesitan son, sobre todo, los inhibidores de acetil colinesterasa y
los antagonistas de los receptores de NMDA.
La
investigación se dirige a buscar fármacos que actúen sobre la formación
de Beta Amiloide, en sustancias que disminuyen el colesterol, y en
inhibidores de la formación de la Proteína Tau, la que en el cerebro de
los enfermos de Alzhéimer presenta una fosforilación aberrante, términos
científicos con los que más vale que empecemos a familiarizarnos igual
que con el Omega 3, la provitamina B o los ácidos grasos esenciales.
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