*La Justicia
alemana consideró que la circuncisión de un niño por motivos religiosos
es una herida corporal pasible de condena, fallo que suscitó la
indignación de la comunidad judía, que ve en ello un atentado contra la
libertad religiosa.
En un veredicto que se espera siente jurisprudencia, un tribunal de
Colonia (al oeste del país) estimó que “el cuerpo de un niño se ve
modificado duraderamente y de forma irreparable por la circuncisión”,
según un comunicado publicado ayer en Alemania.“Esta modificación es contraria al interés del niño, que debe decidir más tarde por sí mismo su pertenencia religiosa”, explica el tribunal en su veredicto, que no prohíbe la práctica de la circuncisión con fines médicos.
“El derecho de un niño a su integridad física prima sobre el derecho de los padres”, indicó la misma fuente. Los derechos de los padres en materia de educación y libertad religiosa no se ven vulnerados si esperan a que el niño sea capaz de decidir si se circuncida como “forma visible de pertenencia al Islam”, añade el tribunal.
En Alemania, la circuncisión concierne casi exclusivamente a los musulmanes y a los judíos. La práctica se aplica a miles de chicos cada año, por petición de sus padres. En la religión judía, la intervención se efectúa el octavo día de vida del niño.
El Consejo Central de Judíos de Alemania reaccionó enérgicamente y dijo que se trata de “una intervención gravísima y sin precedente en las prerrogativas de las comunidades religiosas”. “La circuncisión de los niños recién nacidos es un elemento esencial de la religión judía, y se practica desde hace miles de años en todo el mundo”, insistió el presidente del Consejo, Dieter Graumann, en un comunicado.
Graumann exigió que los diputados alemanes legislen sobre la cuestión para evitar “atentados contra la libertad religiosa”.
La comunidad musulmana, que cuenta con más de cuatro millones de miembros en Alemania, no emitió hasta anoche reacción alguna.
La Justicia alemana tuvo que juzgar el caso de un médico generalista de Colonia que circuncidó a un niño de cuatro años a petición de sus padres, musulmanes. Días después de la intervención, el niño tuvo que ir a urgencias porque estaba sangrando. La fiscalía de la ciudad inició una demanda contra el médico.
El médico fue absuelto en primera instancia y en apelación, ya que el tribunal arguyó que en el momento de los hechos no podía determinar si estaba actuando ilegalmente.
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