- -VIDA DESPUES DE LA MUERTE...*TRAS EL VELO LUZ Y ESPERANZA. EL CAMINO CONTINUA.
El 13 de octubre del 2009 falleció la abuela de una persona muy cercana, unos días le quedaban tan solo para cumplir 93 años.
Fui a darle mis condolencias a su madre (Elena) por la perdida y para ver como se encontraba ella de ánimo, ofreciéndome para lo que necesitase. Me comentó que al día siguiente iría junto con su esposo a verla al tanatorio, le propuse acompañarla y accedió, quedamos a las 9:45 horas de la mañana para coger el autobús.
Al llegar al tanatorio nos encontramos con otros familiares.
Elena no deseaba entrar a ver a su madre por última vez, aunque ya la vio escasos minutos después de fallecer, prefería recordarla dormida y viva, temiendo la impresión amarga que le proporcionaría verla apostada en el ataúd; le comenté que antes de que nos fuésemos entraría para mostrar mis respeto.
Mientras esperábamos en la espaciosa sala familiares iban y venían donde Elena para cruzar palabras con ella; su marido salió para despejarse.
Serían las 12 y algo del medio día, cuando una vecina de la abuela se sentó junto a Elena y comenzaron a hablar sobre la vida y los últimos días de la anciana. Yo solo podía escuchar, poco o nada tenía que decir.
Distraje mi vista hacia la columna de la entrada que, mostraba el rotulo de neón con el nombre de la persona que se velaba, en esta ocasión el de la abuela: primero el nombre y un apellido y tras desaparecer el segundo apellido, lo que al principio mi hizo entender que se velaban a dos personas.
Seguía mirando la columna en la distancia cuando de repente irrumpió ante mis “ojos” el rostro de la abuela. Yo desvié la mirada negándome a ver, pero fue más persistente. Ahora no era el rostro si no la imagen de la abuela que se formaba desde la cabeza hasta los hombros.
Reproché mi imaginación, aunque en el fondo de mi ser sabía perfectamente que no era un recuerdo.
Hermosa, jamás en mis 15 años había visto a la abuela igual, sus cabellos grises que siempre peinaban pegados a la cabeza y recogidos, lucían un color blanco puro iluminados por una luz desde atrás, flotaban levemente. Su rostro no poseía arrugas aunque si el paso del tiempo.
Nunca he visto mover los labios a los que se me han presentado desde la otra frontera, pero en esta ocasión sus labios gesticularon una palabra que entendí como “rosario”.
Sería que le trasmití incomprensión que ella mostró un puño cerrado que al voltear apareció un rosario negro, y después mostró el otro puño que al voltearlo hacia delate de igual forma sacudió un rosario blanco.
Elena me gritó: ¿Qué has visto?
Las palabras de Elena me sorprendieron y casi balbuceando contesté nada.; en esto que la vecina seguía hablando como ajena a la pregunta que me realizó Elena.
Volví a mirar al frente y estaba allí, hasta la cintura se mostraba con una camisa blanca que lucía como el raso.
Justo en esos momentos la vecina que hablaba con Elena recibió una llamada telefónica y se retiró para contestar dejándonos a amabas solas.
Elena insistió: ¿has visto algo?, si es así te ruego me lo digas.
No sabía qué hacer, me daba miedo jugar con el dolor, ¿y si aquella aparición no era real, si era fruto de mi imaginación?, pero, ¿y si no era así? Contesté:
-¿Tu madre viste una camisa blanca?
-Si
-¿Y, un rosario?
-Recordó unos segundo antes de contestar- Creo que no, se le puso un crucifijo entre las manos, ¿porqué?
-Está bien, voy a comentarte y tú sabrás como interpretar, pero antes tienes que entender que puede ser fruto de mi imaginación:
Mientras miraba la columna, el rostro de tu madre apareció, intenté no prestar atención, por si era un recuerdo, pero insistió mostrándose aún en mayor forma hasta los hombros…jamás he visto a tu madre como ahora… tan hermosa y rodeada de una cálida luz.
Viste una camisa blanca, he entendido que me quería decir gesticulando:”rosario”.
No he oído voz alguna, pero me ha llegado esa palabra, al no entender me ha mostrado un rosario negro.
Me interrumpió- El de su madre.
-Y seguido uno blanco.
A lo que añadió- El que le regaló mi hermano (su hijo predilecto y que no podía acudir al entierro).Voy a contárselo a mi hermana, para ver si lleva rosario.
Le supliqué que no, que me dejase entrar a la sala para comprobar si llevaba rosario y lo de la camisa.
Como me comentó llevaba entre las manos un crucifijo pero no una camisa blanca, cuando se lo indiqué me aclaró que ella se refería a la “toquilla” que la envolvía dentro del ataúd.
Buscó a su hermana para hablar con ella, ante mi insistencia, me prometió que solo le comentaría sobre los rosarios de madre, y de colocarle alguno entre las manos, que a mí se me apetecía que llevase uno.
Sinceramente no se qué le diría pero la hermana se acercó hasta mi para decirme que no tenían los rosarios, pero que se moverían para encontrar alguno.
Elena y yo decidimos desplazarnos a la población más cercana para localizar alguna papelería donde pudiesen vender. Temíamos no llegar a tiempo antes de que cerraran los comercios.
Por el camino, Elena dudaba si preguntarme, se notaba la timidez en sus intenciones, trascurrido un trecho lo hizo delicadamente.
Quería saber si me dijo algo más, si necesitaba alguna cosa. No, no lo sabía, no vi nada más, al menos por el momento.
Me sentía, extraña, mareada, y a veces sentías arcadas que intentaba disimular, pero el gesto de mi cara forjado por los extraordinarios acontecimientos era imborrable; después de la euforia me sentía agotada.
Encontramos sin dificultad rosarios en la papelería, entre los mostrados elegimos uno con las cuantas de nácar. De vuelta al tanatorio, las “imágenes” regresaron con fuerza, pero esta vez la abuela no venía sola.
-¿Elena, en vuestra familia falleció una niña de unos 6 años?- Le comenté como vestía.
-¿Qué has visto?
-…De nuevo a tu madre, ahora hasta las rodillas, pero a su lado izquierdo una niña salta de alegría recibiéndola con los brazos abiertos. No puedo verle la cara, se encuentra mirando hacia tu madre. Pero siento que tu madre quiere que la vea, porque tú sabes quién es.
A Elena se le humedecieron los ojos, si sabía quién era, una prima suya a la que estaba muy unida, que falleció con unos 7 años. Era una niña muy especial.-dijo.- En el tiempo de la guerra se fue con unos dineros al ayuntamiento y pidió que se lo repartieran entre los soldados de los dos bandos, pero de los dos. La llevaron con su padre.-me siguió contando.- para explicar lo que la niña hizo, y su padre repuso que si lo había dicho que se hiciera…Estaban muy unidas.
¿Y no ves a ningún hombre?
-No Elena, solo a ellas dos, rodeadas de una gran alegría…Elena tu madre se le ve feliz y en paz; es lo que me trasmite.
Me miró, con cierto alivio, los meses antes del fallecimiento fueron tristes, y en los días próximos ya casi no reconocía a nadie.-Dime todo lo que veas.
En el tanatorio, le entregamos el rosario para que se lo colocara la encargada entre sus manos, minutos más tarde nos marchábamos a coger el autobús, era casi las 2 del medio día.
Tras un rato de silencio reanudamos la conversación.
-No me atrevía a verla, no quiero recordarla muerta.
-Elena tu madre, a quien se vela, al entrar a verla, yo no la vi como tu madre, allí sentía vacio.
-No entiendo porqué no querías decírmelo, y si ella necesitaba un rosario u otra coas, y se lo podía dar antes de que fuse tarde.- explicó con cierto reproche.
-Entiende mi postura, anquen para mi…la experiencia es real… aunque la certeza de lo que siento y experimento me diga que es real… no puedo jugar con tus o vuestros sentimientos. ¿Y si reaccionas de otra forma, y se causa más dolor, saberlo?
- No sabías lo de la prima, no sabías lo de los rosarios…Saber que mi madre se va en paz, me ayuda me alivia su pérdida…. ¿No ves a un hombre? ¿A mi padre?...tu no lo conociste, pero…
-Ante mis “ojos” apareció una fotografía antigua con la imagen de una mujer de medio cuerpo- no veo a ningún hombre, pero…no s si tiene algo que ver…he visto una fotografía antigua con una mujer con tales características….
-¡Mi madre tiene esa foto, es de su tía!… la quería mucho ella ayudaba para que no hubiese diferencia entre los hermanos por parte de otros familiares.
-Pues la sigo viendo, no a ella no en persona, pero entiendo que la información es para ti.
-¿Cómo has visto la foto?
-Tu madre me la ha mostrado, no que la cogiese en la mano y me la pusiese delante, ha aparecido ella y la niña y de seguido la imagen….
Elena hace un par de días me trajo un recordatorio de su madre, tras dármelo me preguntó si veía algo, contesté que no, que ni siquiera sentía, ni el bello se me erizaban.
Le dije: Creo que eso es bueno, será porque sigue su camino. Me sonrió, y me confesó que se encontraba tan bien referente a su madre que a veces sentía como remordimientos por ello…
Ayer 29, estuvimos juntas, le comenté que escribiría sobre la experiencia, pero que no daría dato sobre ellos ni descripciones que ayudase a reconocerlos; ¿si le parecía mal?
-No solo no me parece mal si no que puedes poner mi nombre el de mi madre y donde sucedió.
Le di las gracias, pero decliné, la experiencia serviría al mismo propósito aunque no se diese información de los participantes.
Aunque las frases no sean literales, su esencia y resumen de la experiencia se ciñe completamente a ella.
-Fuente:El ARGONAUTA-http://raycuaza.blogspot.com-Investigacion-Edicion:MERCEDES G SIMONIN-(EL CONTENIDO U OPINION DE LA FUENTE NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE FILEALIEN-46)
El 13 de octubre del 2009 falleció la abuela de una persona muy cercana, unos días le quedaban tan solo para cumplir 93 años.
Fui a darle mis condolencias a su madre (Elena) por la perdida y para ver como se encontraba ella de ánimo, ofreciéndome para lo que necesitase. Me comentó que al día siguiente iría junto con su esposo a verla al tanatorio, le propuse acompañarla y accedió, quedamos a las 9:45 horas de la mañana para coger el autobús.
Al llegar al tanatorio nos encontramos con otros familiares.
Elena no deseaba entrar a ver a su madre por última vez, aunque ya la vio escasos minutos después de fallecer, prefería recordarla dormida y viva, temiendo la impresión amarga que le proporcionaría verla apostada en el ataúd; le comenté que antes de que nos fuésemos entraría para mostrar mis respeto.
Mientras esperábamos en la espaciosa sala familiares iban y venían donde Elena para cruzar palabras con ella; su marido salió para despejarse.
Serían las 12 y algo del medio día, cuando una vecina de la abuela se sentó junto a Elena y comenzaron a hablar sobre la vida y los últimos días de la anciana. Yo solo podía escuchar, poco o nada tenía que decir.
Distraje mi vista hacia la columna de la entrada que, mostraba el rotulo de neón con el nombre de la persona que se velaba, en esta ocasión el de la abuela: primero el nombre y un apellido y tras desaparecer el segundo apellido, lo que al principio mi hizo entender que se velaban a dos personas.
Seguía mirando la columna en la distancia cuando de repente irrumpió ante mis “ojos” el rostro de la abuela. Yo desvié la mirada negándome a ver, pero fue más persistente. Ahora no era el rostro si no la imagen de la abuela que se formaba desde la cabeza hasta los hombros.
Reproché mi imaginación, aunque en el fondo de mi ser sabía perfectamente que no era un recuerdo.
Hermosa, jamás en mis 15 años había visto a la abuela igual, sus cabellos grises que siempre peinaban pegados a la cabeza y recogidos, lucían un color blanco puro iluminados por una luz desde atrás, flotaban levemente. Su rostro no poseía arrugas aunque si el paso del tiempo.
Nunca he visto mover los labios a los que se me han presentado desde la otra frontera, pero en esta ocasión sus labios gesticularon una palabra que entendí como “rosario”.
Sería que le trasmití incomprensión que ella mostró un puño cerrado que al voltear apareció un rosario negro, y después mostró el otro puño que al voltearlo hacia delate de igual forma sacudió un rosario blanco.
Elena me gritó: ¿Qué has visto?
Las palabras de Elena me sorprendieron y casi balbuceando contesté nada.; en esto que la vecina seguía hablando como ajena a la pregunta que me realizó Elena.
Volví a mirar al frente y estaba allí, hasta la cintura se mostraba con una camisa blanca que lucía como el raso.
Justo en esos momentos la vecina que hablaba con Elena recibió una llamada telefónica y se retiró para contestar dejándonos a amabas solas.
Elena insistió: ¿has visto algo?, si es así te ruego me lo digas.
No sabía qué hacer, me daba miedo jugar con el dolor, ¿y si aquella aparición no era real, si era fruto de mi imaginación?, pero, ¿y si no era así? Contesté:
-¿Tu madre viste una camisa blanca?
-Si
-¿Y, un rosario?
-Recordó unos segundo antes de contestar- Creo que no, se le puso un crucifijo entre las manos, ¿porqué?
-Está bien, voy a comentarte y tú sabrás como interpretar, pero antes tienes que entender que puede ser fruto de mi imaginación:
Mientras miraba la columna, el rostro de tu madre apareció, intenté no prestar atención, por si era un recuerdo, pero insistió mostrándose aún en mayor forma hasta los hombros…jamás he visto a tu madre como ahora… tan hermosa y rodeada de una cálida luz.
Viste una camisa blanca, he entendido que me quería decir gesticulando:”rosario”.
No he oído voz alguna, pero me ha llegado esa palabra, al no entender me ha mostrado un rosario negro.
Me interrumpió- El de su madre.
-Y seguido uno blanco.
A lo que añadió- El que le regaló mi hermano (su hijo predilecto y que no podía acudir al entierro).Voy a contárselo a mi hermana, para ver si lleva rosario.
Le supliqué que no, que me dejase entrar a la sala para comprobar si llevaba rosario y lo de la camisa.
Como me comentó llevaba entre las manos un crucifijo pero no una camisa blanca, cuando se lo indiqué me aclaró que ella se refería a la “toquilla” que la envolvía dentro del ataúd.
Buscó a su hermana para hablar con ella, ante mi insistencia, me prometió que solo le comentaría sobre los rosarios de madre, y de colocarle alguno entre las manos, que a mí se me apetecía que llevase uno.
Sinceramente no se qué le diría pero la hermana se acercó hasta mi para decirme que no tenían los rosarios, pero que se moverían para encontrar alguno.
Elena y yo decidimos desplazarnos a la población más cercana para localizar alguna papelería donde pudiesen vender. Temíamos no llegar a tiempo antes de que cerraran los comercios.
Por el camino, Elena dudaba si preguntarme, se notaba la timidez en sus intenciones, trascurrido un trecho lo hizo delicadamente.
Quería saber si me dijo algo más, si necesitaba alguna cosa. No, no lo sabía, no vi nada más, al menos por el momento.
Me sentía, extraña, mareada, y a veces sentías arcadas que intentaba disimular, pero el gesto de mi cara forjado por los extraordinarios acontecimientos era imborrable; después de la euforia me sentía agotada.
Encontramos sin dificultad rosarios en la papelería, entre los mostrados elegimos uno con las cuantas de nácar. De vuelta al tanatorio, las “imágenes” regresaron con fuerza, pero esta vez la abuela no venía sola.
-¿Elena, en vuestra familia falleció una niña de unos 6 años?- Le comenté como vestía.
-¿Qué has visto?
-…De nuevo a tu madre, ahora hasta las rodillas, pero a su lado izquierdo una niña salta de alegría recibiéndola con los brazos abiertos. No puedo verle la cara, se encuentra mirando hacia tu madre. Pero siento que tu madre quiere que la vea, porque tú sabes quién es.
A Elena se le humedecieron los ojos, si sabía quién era, una prima suya a la que estaba muy unida, que falleció con unos 7 años. Era una niña muy especial.-dijo.- En el tiempo de la guerra se fue con unos dineros al ayuntamiento y pidió que se lo repartieran entre los soldados de los dos bandos, pero de los dos. La llevaron con su padre.-me siguió contando.- para explicar lo que la niña hizo, y su padre repuso que si lo había dicho que se hiciera…Estaban muy unidas.
¿Y no ves a ningún hombre?
-No Elena, solo a ellas dos, rodeadas de una gran alegría…Elena tu madre se le ve feliz y en paz; es lo que me trasmite.
Me miró, con cierto alivio, los meses antes del fallecimiento fueron tristes, y en los días próximos ya casi no reconocía a nadie.-Dime todo lo que veas.
En el tanatorio, le entregamos el rosario para que se lo colocara la encargada entre sus manos, minutos más tarde nos marchábamos a coger el autobús, era casi las 2 del medio día.
Tras un rato de silencio reanudamos la conversación.
-No me atrevía a verla, no quiero recordarla muerta.
-Elena tu madre, a quien se vela, al entrar a verla, yo no la vi como tu madre, allí sentía vacio.
-No entiendo porqué no querías decírmelo, y si ella necesitaba un rosario u otra coas, y se lo podía dar antes de que fuse tarde.- explicó con cierto reproche.
-Entiende mi postura, anquen para mi…la experiencia es real… aunque la certeza de lo que siento y experimento me diga que es real… no puedo jugar con tus o vuestros sentimientos. ¿Y si reaccionas de otra forma, y se causa más dolor, saberlo?
- No sabías lo de la prima, no sabías lo de los rosarios…Saber que mi madre se va en paz, me ayuda me alivia su pérdida…. ¿No ves a un hombre? ¿A mi padre?...tu no lo conociste, pero…
-Ante mis “ojos” apareció una fotografía antigua con la imagen de una mujer de medio cuerpo- no veo a ningún hombre, pero…no s si tiene algo que ver…he visto una fotografía antigua con una mujer con tales características….
-¡Mi madre tiene esa foto, es de su tía!… la quería mucho ella ayudaba para que no hubiese diferencia entre los hermanos por parte de otros familiares.
-Pues la sigo viendo, no a ella no en persona, pero entiendo que la información es para ti.
-¿Cómo has visto la foto?
-Tu madre me la ha mostrado, no que la cogiese en la mano y me la pusiese delante, ha aparecido ella y la niña y de seguido la imagen….
Elena hace un par de días me trajo un recordatorio de su madre, tras dármelo me preguntó si veía algo, contesté que no, que ni siquiera sentía, ni el bello se me erizaban.
Le dije: Creo que eso es bueno, será porque sigue su camino. Me sonrió, y me confesó que se encontraba tan bien referente a su madre que a veces sentía como remordimientos por ello…
Ayer 29, estuvimos juntas, le comenté que escribiría sobre la experiencia, pero que no daría dato sobre ellos ni descripciones que ayudase a reconocerlos; ¿si le parecía mal?
-No solo no me parece mal si no que puedes poner mi nombre el de mi madre y donde sucedió.
Le di las gracias, pero decliné, la experiencia serviría al mismo propósito aunque no se diese información de los participantes.
Aunque las frases no sean literales, su esencia y resumen de la experiencia se ciñe completamente a ella.
-Fuente:El ARGONAUTA-http://raycuaza.blogspot.com-Investigacion-Edicion:MERCEDES G SIMONIN-(EL CONTENIDO U OPINION DE LA FUENTE NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE FILEALIEN-46)
Hola. Te cuento que desde niña he experimentado que creo son paranormales, no se el origen de lo que veo, escucho, y siento, ni tampoco porque ocurre, si bien al principio me daba mucho miedo, con el paso del tiempo se ha tornado algo natural, es decir ya forma parte de mi vida.
ResponderEliminarTe paso un listado de las situaciones que he vivido:
-Veo fantasmas (mujer que me cuenta uno, dos, tres, y en mi mente resuena su voz diciendome te voy a dominar), tambien veo sombras negras con figura humana que pasan por ciertos lugares, personas que aparecen unos minutos flotando y desaparecen en casa, en la calle, en cualquier lugar y a cualquier hora.
-Experimento sensaciones fisicas de presencias, que en mi mente se que son certezas (es decir que la presencia esta en tal lugar, a veces puede verla, otras veces no), incluso me han tocado la piel, el cabello, han producido golpes de puños sobre mesas de maderas, etc.
-Escucho voces que me llaman por mi nombre, algunos de esos espiritus son amables, y otros no. La mayoria de las voces son de mujeres y niños, aunque a veces hay hombres. Algunas voces me alertan sobre situaciones personales o del entorno que estan pronto a ocurrir.
-Tengo la certeza porque la siento en mi, de que van a ocurrir ciertas cosas, y despues compruebo que asi es, por ejemplo hace dos años como si me enchufara al cable de la corriente electrica, por mi mente corrieron pensamientos e imagenes de un accidente. Ese mismo dia tuve un accidente, pero no me paso nada porque en la premonicion se me alerto del uso del cinturon de seguridad del vehiculo en que hiba, y yo lo use. Esas situaciones me hacen acordar a la pelicula Destino Final.
-Tuve alteraciones temporo-espaciales, estando por ejemplo sentada en un lugar a la tarde, me detuve en el tiempo y el resto del mundo se movia a gran velocidad (tipo matrix) realmente era desesperante porque no podia controlarlo, y me ha ocurrido varias veces.
-Escuche el sueño de dos personas en una habitacion contigua, estando estas personas en pleno sueño, acostadas, y escuchando yo ademas en un determinado momento la voz de una tercera persona en sus sueños. Al otro dia, hablando con estas personas me confirmaron lo que habian soñado. Y la tercera persona senti que era un ente o espiritu maligno que solo se acerco en sus sueños para molestarlas.
Disculpa que me extendi en mi explicacion, quisiera saber que opinas sobre lo que te conte.
Gracias. Cristal.