jueves, 18 de marzo de 2010

-CASO DE ABDUCCION-PROSPERA MUÑOZ-ESPAÑA-





-Probablemente los hechos tuvieron lugar en el verano de 1947. Aquel año –donde las noticias de platillos volantes empezaban a asomar tímidamente en las páginas de periódicos de todo el mundo– en una casa de campo situada en las inmediaciones del pueblecito murciano de Jumilla (España).

Próspera y Ana, dos niñas de 7 y 11 años respectivamente, ven cómo un objeto discoidal se sitúa, a plena luz del día, en las inmediaciones de une de las ventanas de la casa. De él salen dos seres de entre 1,40 y 1,20 metros de altura, vestidos con trajes blancos ajustadísimos, de cara muy delgada, complexión débil y enormes ojos alargados hacia los laterales, que acaban entrando en la casa y entablando una conversación –bastante anodina, por cierto– con las niñas.

A partir de ese momento Ana, la mayor de las dos hermanas, no recuerda prácticamente nada. «Tengo la impresión –afirma en una carta fechada en Febrero de 1986 y dirigida al Investigador José Ruesgacomo si en aquellos momentos tuviese veinticuatro o cuarenta y ocho horas en blanco. No sé sise marchó el objeto o si se quedó. Por más que mi hermana intenta que recuerde, no recuerdo nada más». Afortunadamente para nosotros. Próspera ha ido rescatando de su memoria aquellos hechos, rememorándolos con mucha nitidez. Aquellos visitantes, tras pedir un vaso de agua –que nunca llegaron a tomar– e interesarse por las fases de la Luna que aparecían marcadas en un calendario de pared, volvieron a desaparecer, tras asegurar a ambas niñas que regresarían pronto a por una de ellas. Desde su partida, una serie de insólitos acontecimientos rodearon la vida de la familia Muñoz durante los días siguientes: la puerta de la despensa se bloquea, los alimentos se pudren en su interior con inusitada rapidez, como afectados por algún tipo de radiación y los extraños seres acaben reapareciendo al cuarto día llevándose a Próspera a bordo de un OVNI estacionado, en plena noche, sobre un gran campo de olivos.

Una vez dentro le enseñan, a través de una especie de gran «pantalla de cine», escenas cotidianas de Próspera y su familia tal y como –al parecer– fueron recogidas por los tripulantes de aquel OVNI días atrás. Como sucede en tantos otros casos de abducción, a Próspera la tumban sobre una camilla y realizan sobre ella una serie de análisis médicos que concluyen con una especie de operación quirúrgica en la que le es insertado una especie de «microcápsula» en la base del cuello... Y después, más de tres décadas de silencio.

Durante su estancia en la nave, uno de aquellos seres con los que sostuvo cierta comunicación, le advirtió que no recordaría nada de aquella visita hasta que transcurrieran, al menos, treinta años. Y así fue. Pasado ese tiempo, Próspera comenzó a recordar imágenes sueltas de su experiencia en el OVNI, que pudo durar alrededor de tres o cuatro horas. En un principio creyó que se trataba de retazos de alguna película que pudo haber visto durante su infancia, pero sus recuerdos se fueron intensificando y su hermana –cuando tuvo la oportunidad de contrastar con ella esas extrañas memorias, en 1980– le confirmó hasta donde pudo, la existencia real de la visita de dos entidades no conocidas a su casa de campo de Jumilla.

Además hay que sumar a esta singular vivencia el hecho de que los visitantes que interrumpieron la apacible vida de Próspera en 1947, volvieron a aparecer años después en la propia Jumilla, en la playa de San Juan (Alicante) y en Gerona, mostrando –en todas estas nuevas visitas– un vivo interés por el estado de la testigo y preocupándose por su condición física. Tanto Próspera como los investigadores que más de cerca han llevado el caso –como es el caso de Antonio Ribera, que dio buena cuenta del caso en su obra En el Túnel del Tiempo (1984)– ignoran el porqué de esas nuevas visitas, que se produjeron incluso dentro del casco urbano de las ciudades mencionadas, aunque reconocen que no son infrecuentes en la casuística mundial sobre abducciones esta clase de reencuentros.

La experiencia de Próspera cambió radicalmente su vida. Desde entonces –ha confesado en numerosas ocasiones– no se sintió una niña normal y adquirió una visión de la realidad que difícilmente podría tener una niña de su edad. Ese cambio ha orientado su vida, y –hoy por hoy– sólo espera reencontrararse con una extraña mujer que conoció años después durante su estancia en un campamento femenino, que no sólo parecía estar al corriente de la existencia de los seres del OVNI, sino que le predijo numerosos acontecimientos futuros y le aseguró que regresaría años después para hablar en profundidad de todas esas vivencias. La espera, en este caso, continúa y nos advierte que el caso de Próspera Muñoz no está, en absoluto, cerrado.

«Hasta ahora, las opiniones de los que afirmábamos haber sufrido una experiencia de abducción –relata Próspera Muñoz– nunca habían sido tenidas en cuenta. Los investigadores se limitaban a preguntarnos por los detalles del caso y precipitarse a sacar conclusiones e interpretaciones de los hechos. Cierto es que algunos respetaban nuestros relatos y las sensaciones que, mejor o peor, intentábamos transmitirles, pero otros han escrito sólo de oídas, prejuzgándonos y achacándonos posturas, las más de las veces, irracionales.»

«Por ello, me dispongo a escribir con el ánimo de aclarar y desmitificar lo que se ha dado en llamar «el despertar de la conciencia», que aparentemente se suele dar en todos los testigos de encuentros cercanos con OVNIs.»

«Empezaré por mí misma. Se me ha preguntado en infinidad de ocasiones cómo ha cambiado mi vida a raíz de mi experiencia de abducción, y siempre me he visto en la obligación de aclarar que la palabra cambio no es la más adecuada para describir mi propia transformación interna. Cambiar significa «mudar o alterar, dando la impresión de que el proceso es algo instantáneo, cuando no creo que sea nunca así. La personalidad del testigo de un encuentro cercano no se altera de un día para otro por el solo hecho de su vivencia OVNI. Por ello creo que, en estos casos al menos, encajaría mejor la palabra evolución, ya que da una idea, más acertada, de cambio lento, progresivo y constante.»

«Resulta difícil expresar con palabras todas las etapas por las que he ido pasando en mi evolución particular. Mis dudas, mis búsquedas, descubrimientos, situaciones conflictivas o mis encuentros con gentes de todo tipo han influido drásticamente en mi forma de ser con el paso de los años.»

«Sin duda la etapa más difícil de asumir fue la primera. Cuando comencé a recordar mis experiencias OVNI de la infancia, me costó mucho entender los «porqués» de todo aquello que se presentaba en mi memoria como algo indudablemente real. El primer paso, por tanto, fue pedir ayuda para entenderlo que me pasaba. Acabé encontrando a Antonio Ribera i Jordá, del que me constaba su seriedad y buen hacer en el campo de la investigación OVNI. Gracias a él supe que había más gente en el mundo que decía haber tenido encuentros de las mismas características que el mío, descubriendo –de golpe– que no estaba sola en esta situación.»

«En 1983, de la mano de Antonio Ribera, asistí a un congreso ufológico en Ciudad Real y a una nueva conferencia sobre OVNIs en Madrid, en 1985. A raíz de ofrecer mi testimonio públicamente en esos foros, diversos investigadores se fueron acercando a mí, al tiempo que lo hacían otros curiosos e interesados en el tema OVNI. Fueron ellos los que me ayudaron en mi búsqueda, enriqueciendo mi vida y dándome puntos de apoyo para comprender lo que me pasó hacia 1947.»

«Fui, de esta forma, poniéndome al día de otras corrientes dentro de la ufología que ofrecían supuestos mensajes recibidos de entes ligados a los OVNIs. Mensajes que han generado pueriles ideas de «elegidos», catastrofismos y mesianismos sin sentido. Y es por ello que, tras conocer toda esa información, no tuve otro remedio que sublevarme y tratar de devolverles a "ellos" su dignidad.»

«Después de todos estos años creo que lo único que pretenden estas entidades es estimular la evolución del ser humano por la vía de la creatividad. De hecho, muchos investigadores creen también que se nos está estimulando «desde fuera» para incrementar nuestro aprendizaje. Y les doy toda la razón.»

«Hay mucha gente que espera de nosotros que en cierto momento seamos protagonistas de alguna acción llamativa bajo las directrices de «ellos». Sin embargo, creo que esto no es así. Cuando llegue el momento de la acción cada uno de nosotros actuaremos a nuestro modo y manera, según nuestra forma de ser y en el campo que nosotros elijamos. La idea de que los extraterrestres nos han impuesto una misión determinada me parece –sinceramente– poco respetuosa para con nuestro libre albedrío».

«Y es que he de reconocer que en todo este proceso mi personalidad sigue siendo, básicamente, la misma. Aunque justo es reconocer que se ha potenciado para bien en muchos aspectos, gracias al apoyo de mi familia, de la credibilidad que me otorgaron algunos investigadores, de las enseñanzas de algunos amigos y de mi acercamiento a temas trascendentales. Conviene, por último, aclarar que ese «despertar de conciencia» no es sinónimo de un despertar de facultades paranormales, pues considero que éstas sólo son un atisbo incontrolado de las tremendas posibilidades creativas que tiene nuestra mente. Sí creo, en cambio, que «ellos» nos estimulan a desarrollar esas facultades no sólo a mí, sino a todo el género humano. Al fin y al cabo, «ellos», en todo mi proceso, no han sido más que el acicate para mi desarrollo interno, y el trampolín para dar a conocer su existencia al gran público.»

«Vengan del plano que vengan (otro planeta, una dimensión paralela o cualquier recóndito lugar de mi cerebro), merecen todos mis respetos y agradecimiento, ya que me obligaron a dar un gran paso en el camino de mi propia evolución personal.»-Fuente:MundoParanormal- -A/C*-FILEALIEN-46-

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