jueves, 26 de noviembre de 2009

-JUEGO DE MUERTE-


-Desde el primer instante en que Eugenio les presentó, congeniaron a la perfección. Además de ser un chico muy atractivo, Jorge compartía con ella muchas aficiones.
-O sea, ¿que a ti también te apasionan los juegos de ingenio? Preguntó Sandra.
-Por supuesto. Sudokus, crucigramas, problemas lógicos...y ¿sabes algo?
-No.
-Que soy muy, pero que muy bueno.
-¡Menos lobos caperucita! Estoy segura que te iba a dar una buena paliza. Respondió Sandra retándole.
Cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que no sabía donde estaba. Lo último que recordaba era haberse montado en el BMW de aquel chico que Eugenio le acababa de presentar. Miró a su alrededor tratando de averiguar dónde se encontraba. Era una habitación decrépita y abandonada. Estaba llena de telarañas y polvo y, salvo por aquella vela, un cochambroso colchón y una destartalada cómoda, no había mucho más que observar.
Trató de abrir la puerta sin éxito, estaba cerrada con llave. Enfurecida, trató de derribarla a patadas pero, a diferencia de lo que ocurre en las películas, la puerta no cedió. Entonces, sobre la cómoda vio un papel escrito a máquina.
Bienvenida a la casa de los cinco enigmas. Ahora tienes la oportunidad de demostrarme si realmente eres mejor que yo. En cada estancia hallarás una cómoda y en el primer cajón de la misma, un problema que resolver. Sólo saldrás de esa habitación, si logras solucionarlo. Si superas todas las pruebas quedarás libre y admitiré la derrota. Sino...
Para empezar a jugar debes saber cuáles son las reglas:
1. La única luz que posees es la de la vela que hallarás recién encendida en cada estancia. Cuando se apague, te quedarás a oscuras.
2. No existe tiempo para resolver los acertijos, pero hasta que salgas de la casa, no beberás, ni comerás. El tiempo lo marcará tu resistencia física.
3. Por cada respuesta incorrecta que des, deberás dar algo a cambio. Es decir, si quieres seguir el recorrido y salir de aquí ,deberás tomar un cuchillo que dejaré a tu alcance y seccionarte un dedo. Sólo así te permitiré continuar.
4. Si tratas de escapar, o de incumplir las reglas, seré yo mismo quien acabe con tu vida.
Disfruta del juego.
PD: Te estoy viendo todo el tiempo, así que no hagas estupideces.
Asustada y muy nerviosa, Sandra miró alrededor tratando de encontrar una cámara. Allí estaba, en una de las esquinas superiores del techo. Sin poder evitarlo rompió a llorar y, con la respiración entrecortada exclamó:
-¡Déjame ir, por favor!...Por favor Jorge...esto no tiene gracia.
Nadie contestó, el silencio era absoluto.
-¡Tengo dinero! Seguro que mi familia te dará lo que quieras...
Nuevamente el silencio era devastador.
Angustiada y viendo como la vela se consumía, Sandra abrió el primer cajón de la cómoda. Allí había un cuchillo, que esperaba no tener que utilizar, y un papel. Tomó el papel entre sus mano y leyó atentamente.
Tienes una botella de cristal sobre una mesa. Está cerrada con un corcho y del interior de este corcho pende un hilo con una aguja al final del mismo. ¿Cómo consigues que la aguja toque el fondo de la botella sin tocarla? Para resolver el enigma puedes usar aquello que creas oportuno.
Sandra trató de tranquilizarse y pensar.
-Cristal...hilo...mmm. ¡Creo que lo tengo! Exclamó no sin temor a equivocarse.
Repasó la solución por un instante en su cabeza y luego dijo en voz alta:
-Quemaría el hilo con una lupa.
Tras un breve y aterrador silencio, una voz fuerte y profunda contestó:
-¡Correcto!
La puerta de la estancia se abrió y ante sí un estrecho y oscuro pasillo la condujo a una nueva habitación iluminada por la tenue luz de otra vela. Entró en ella y tras de sí, la puerta se cerró. Miró atentamente la habitación. Enfrente, la siguiente puerta la estaba esperando y a la derecha pudo ver la ya conocida cómoda. Encima de la cómoda había diez vasos, cinco llenos de líquido y cinco vacíos. Se acercó y abrió lentamente el primer cajón. Allí estaba, un nuevo papel y un nuevo cuchillo. Nuevamente leyó atentamente la prueba.
Sobre la cómoda hay diez vasos en hilera; los cinco primeros están llenos de líquido y los cinco últimos están vacíos. ¿Cuántos vasos hay que mover para formar con ellos una hilera donde los vasos vacíos y los llenos se vayan alternando?
PD: No trates de beber el líquido, es lejía.
Sandra miró atentamente los vasos. Su primera reacción fue la de mover el segundo y el cuatro vaso lleno e intercambiarlos por el segundo y el cuatro vacío pero, cuando estaba a punto de hacerlo, se dio cuenta del error.
-¡Serás cabrón! Nada dice que no pueda volcar el contenido de un vaso lleno en uno vacío ¿nooooo? Es decir, con mover los dos llenos y volcarlos en los vacíos hay suficiente ¿no?
Nadie contestó. Con la frente llena de sudor, Sandra tomó el segundo vaso lleno y lo volcó en el segundo vacío e hizo lo mismo con el cuatro.
Nuevamente aquella voz metálica y grave resonó en la habitación.
-¡Correcto! Chica lista...
La puerta se abrió y Sandra entró en la habitación colindante. Esta vez, tras la nueva puerta, una desagradable sorpresa la esperaba. Se asomó y sólo entrar vio en el suelo el cuerpo putrefacto de una mujer a la que le faltaban dos dedos. Sandra apretó su espalada contra la pared y empezó a chillar completamente fuera de sí. Indudablemente, no era la primera vez que Jorge hacía aquello. Por un segundo trató de mantener su cabeza fría. Debía sacar provecho de aquello, pensó. Miró con disimulo a la chica y vio en el suelo uno de los dedos amputados. Quizás, si se hacía con él podría emular el corte de uno propio.
-¿Vas a ser igual de necia que ella? Dijo aquella siniestra voz. ¿A qué esperas?
Tratando de sacar fuerzas de flaqueza Sandra miró al frente, donde se encontraba la cómoda. Se acercó tratando de arrastrar sutilmente con su pie, tras de si el dedo. Luego abrió el primer cajón. En el había un papel y un lápiz. Tomó el papel y leyó.
En un cuadro de tres casillas por tres, coloca todos los números del 1 al 9 de modo que tanto en vertical, como en horizontal, o en diagonal, la suma de los tres números alineados dé siempre la misma cifra.
Sandra tomó el reverso del papel y empezó a disponer las cifras. Los nervios estaban haciendo mella en ella y mientras, iba viendo como la vela se consumía inexorablemente.
-Dos mas siete...mas seis...
La vela seguía reduciendo su tamaño y Sandra seguía sin encontrar la combinación numérica correcta. Cuando apenas quedaba lumbre Sandra dio con la solución pero, en vez de darla, esperó con cautela a que la vela se apagase por completo. Era su única oportunidad para coger aquel dedo del suelo. Por fin la vela se extinguió y en un gesto ágil y raudo Sandra tomó aquel deshecho del suelo y lo introdujo en el bolsillo delantero de su pantalón.
-¡Ya lo tengo! La combinación por filas es 2,9,4,7,5,3,6,1,8 y la suma da siempre 15.
-La respuesta es correcta pero...¿Qué has tomado del suelo Sandra?
Sandra empezó a temblar como una hoja. Las cámaras debían tener visión nocturna, pensó.
-Nada, tan sólo estaba poniéndome bien la sandalia. Me hacía daño.
Si quería cerciorase de la realidad tendría que dar la cara y eso podía darle una oportunidad de escapar. No tenía otra forma de averiguar si había cogido algo del suelo.
- Espero por tu bien que no trates de mentirme. Por cierto, las siguientes pruebas ya no van a ser tan sencillas. Vete despidiendo de tus dedos..ajajjajajaj.
La penúltima puerta se abrió y Sandra avanzó hasta la siguiente habitación. Nuevamente, abrió el cajón superior de la cómoda y tomó el papel y el lápiz que allí se encontraban.
Esta es una prueba matemática. Deberás encontrar un número de varias cifras de modo que, al mover el último dígito de este número delante del primero, el número resultante sea el doble del anterior.
-¡No es justo! ¿Acaso crees que en este estado puedo resolver esto? Exclamó Sandra rota por la angustia.
-Tienes tooodooo el tiempo del mundo. Contestó en tono irónico aquella voz.
-¡Sabes que es imposible!
Desesperada Sandra empezó a probar números al azar. Se sentía incapaz de pensar. El cansancio y los nervios habían hecho mella en ella. Miró de soslayo el cuchillo del cajón y empezó a pensar cómo iba a hacer el cambio con el dedo de la muerta. Esperaría nuevamente a que la vela se apagase. Aunque la cámara tuviese visión nocturna existía un segundo de cambio en que la visión, nunca es igual de nítida. Trató de colocarse de lado de forma que, con la mano que quedaba fuera de la vista de la cámara pudiese extraer el dedo y tenerlo preparado.
-No lo sé. Me rindo. Soy incapaz de solucionarlo. Dijo entre lloros tratando de que aquel loco se apiadara de ella.
-¿Es esa tu respuesta?
-Sí. Contestó Sandra con la voz entrecortada, completamente abatida y dándose por derrotada.
-Bien, bien...antes que nada te daré la respuesta correcta. No es más que una secuencia cíclica y de hecho existen varias soluciones. Te daré una de ellas:
A = 263157894736842105
B = 526315789473684210
No era tan complicado. ¿No crees?, ¿O sí lo era? Jajajajjajaj. Y ahora, ya sabes lo que te toca.
Sandra tomó con la mano izquierda el cuchillo de la cómoda mientras que, esperando al apagón, sostenía entre la cómoda y su cuerpo, el dedo amputado con su mano derecha. En cuestión de segundos la luz se apagó y Sandra colocó el dedo estratégicamente entre los suyos escondiendo, en dirección a la palma de su mano, su dedo medio. Tomó el cuchillo y empezó a llorar pidiendo clemencia. Debía convencerle de que lo que iba a hacer era real, sino no serviría de nada. Rogó, lloró, fingió un ataque de ansiedad y, cuando su captor amenazó con bajar y matarla, llevó a cabo su magistral actuación. Levantó el cuchillo lo colocó sobre el dedo medio y con gesto de fuerza, angustia y un dolor inmenso, cercenó el ya amputado dedo, dejándolo caer al suelo, no sin realizar un corte superficial sobre su propia mano. Necesitaba que sangrase para que pareciese real. Luego, tras un grito desgarrado y, siguiendo con su magistral actuación, se dejó caer al suelo fingiendo un desvanecimiento.
Dejó pasar cerca de media hora y luego, haciendo ver que volvía en sí, empezó a emitir sonido guturales de dolor. Tomó su mano derecha de forma discreta sosteniéndola con la izquierda e impregnado su ropa de sangre.
-¿Y ahora qué maldito hijo de puta?
-Bienvenida a la última prueba.
La última puerta se abrió y tras de si otra puerta al lado de la cual había un extraño pulsador. Sandra tomó el nuevo papel
Estas encerrado en una habitación que tiene una puerta y un pulsador. Tienes también dos cuerdas y un mechero. Cada una de las cuerdas tarda 1 hora en quemarse por completo. Ambas tienen grosor y longitud distintas y además no son uniformes; pueden tener zonas donde son más gruesas y otras zonas donde son más delgadas. Es decir, que se hayan quemado a la mitad no indica que haya transcurrido media hora.
En cuanto enciendas el mechero por primera vez se activará un temporizador que hará que accionando el pulsador se pueda abrir la puerta exactamente 45 minutos después y quedes libre.
En cualquier otro instante que lo acciones tendrás una muerte segura....
¡¡¡QUE EMPIECE EL JUEGO !!!
-¡Eres un cabrón! ¡Nunca hablaste de muerte, sólo de cortar dedos!
-Las reglas las pongo y las cambio yo...el tiempo pasaaaaa....
Sandra releyó el papel y empezó a pensar en voz alta.
-¿Qué tenemos? dos cuerdas, un mechero... Cada cuerda tardará una hora en quemarse por completo... y...un momento, un momento!!
Vamos a suponer que quemo la cuerda por la mitad y genero dos llamas que arden hacia los extremos. Imaginemos que hubiera quemado la cuerda, exactamente, por el punto en el que cada uno de los extremos tarda en arder media hora. Mmmm...no sirve, ¿cómo hallo el punto exacto? Pero...¿y si quemo la cuerda por ambos extremos? ¡Creo que ya lo tengo!, ¡sí!, ¡Ya lo tengo! Si enciendo la cuerda por los 2 extremos, las dos llamas se juntarán exactamente después de que haya transcurrido ¡media hora! Pero debo encender ambos extremos a la vez. Bueno...puedo doblar la cuerda. No hay problema. Y ahora, ¿Cómo mido el cuatro de hora restante?
Recapitulemos. Sabemos que si una cuerda que tarda una hora en quemarse la prendemos por ambos extremos, cuando las llamas se encuentren, habrá pasado media hora. Entonces, si tuviera una cuerda que tardara media hora en quemarse y la prendiera por ambos extremos, ¿Tendría los 15 minutos que necesito? ¡Eso es!! Quemo una de las cuerdas por los dos extremos y a la vez la otra cuerda, pero sólo por un extremo. Cuando la primera cuerda se haya quemado por completo, es decir, cuando las dos llamas se encuentren, habrá trascurrido media hora y la segunda cuerda tendrá aún sin quemar un trozo de media hora. Si en ese instante prendo la cuerda restante por el otro extremo, las dos llamas se juntarán después de un cuarto de hora. ¡Y en total habrán transcurrido los 45 minutos!
Entonces Sandra enmudeció y en su cabeza, un torrente de ideas empezaron a tomar forma. En ese instante se dio cuenta que Jorge no iba a soltarla con vida. No podía soltarla. Ella conocía su cara, su nombre...Miró fijamente a la cámara y dijo:
-Esa es la respuesta correcta ¿verdad? Pero me temo que aunque lo sea, nunca vas a dejar que me vaya. ¿Sabes? Creo que no voy a iniciar este estúpido juego. Es más, te desafío. Yo he resuelto tus cinco pruebas. ¿Podrías tu resolver una mía?
Tras un silencio interminable, la puerta final se abrió y tras ella apareció Jorge aplaudiendo.
-Bien , bien, bien...chica lista. Tienes razón, aunque la puerta se hubiese abierto, tras ella te estaba esperando yo. No puedo dejarte con vida.¿Dime en qué consiste tu prueba? Tengo auténtica curiosidad.
-Si me facilitas una cadena y un candado te lo enseño.
-Sin problemas. Dijo Jorge saliendo momentáneamente del habitáculo en busca del material.
Cuando regresó, Sandra procedió a su explicación.
-Voy a atarte con esa cadena de un tobillo a la tubería de enfrente y dejaré la llave sobre la cómoda. Para que no pueda atacarte y como parte de la solución al enigma, dejaré en tu poder el cuchillo. Existe una forma de sacarte la cadena sin tener que abrirla. Mientras tu buscas la solución, yo resolveré tu enigma. Si consigues soltarte antes de que lo resuelva, me matarás pero sino, huiré y tu permanecerás atado.
Jorge valoró por un instante el tema.
-¿No pretenderás jugármela? ¿Cómo sé que existe realmente una forma de sacarme la cadena?
-¿Cómo sé que al pulsar el botón de la puerta esta se abrirá?,¿Cómo sé que no va a darme una descarga letal?
- ¡Touché!
-Bien, prometo que si gano, antes de irme, te daré la solución.
-Trato hecho.
Sandra procedió a atar a Jorge y empezó a quemar las cuerdas. Jorge trató por todos los medios de soltarse. Trató de forzar el candado con el cuchillo, de derribar la tubería a patadas pero nada parecía funcionar. Cuando los 45 minutos hubieron pasado, Sandra corrió a la puerta y accionó el pulsador. La puerta se abrió y tras ella, Sandra pudo ver la salida al exterior. Entonces, giró por un instante la cabeza, miró a Jorge y dijo:
-Lo prometido es deuda. Creías que la tubería cedería con facilidad ¿no? Antes de proponerte el trato me cercioré de que estaba forrada de hierro. La forma de soltarte de todas formas es fácil. Sólo tienes que cortarte el tobillo con el cuchillo. Sino lo haces...¿Cuántos días crees que puede sobrevivir una persona sin comida ni bebida?
Sin darle tiempo a responder Sandra salió corriendo de allí.
Cuando la policía llegó a la zona halló el cuerpo mutilado y desangrado de Jorge. Junto a él tan sólo había una nota que decía.-Investigacion-Edicion:M-G-SIMONIN-

1 comentario:

DEJA AQUI TU COMENTARIO O EN CORREO ELECTRONICO:arnold462009@hotmail.com