-CASO "EL CONDESITO"-MITO O REALIDAD?...

-CASO "EL CONDESITO"-ESPAÑA-1974-

-IMAGEN DEL SUPUESTO EXTRATERRESTRE-

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-CASO "EL CONDESITO"-ESPAÑA-1974-El conocido como caso El Condesito ha sido una de las experiencias ufológicas más famosas de la provincia de Huelva. Corría el año 74 cuando la finca El Condesito, cercana a la localidad de Rociana, fue escenario de fenómenos extraños que culminaron con la toma fotográfica de un supuesto ser extraterrestre al que se bautizó con el nombre del paraje. Misteriosas luces en el cielo y ruidos imposibles de clasificar provocaron que los trabajadores de la finca abandonaran sus puestos. El rumor de lo que allí acontecía corrió como la pólvora y su persistencia hizo que un grupo de ufólogos se presentase en el lugar para investigar los hechos. El equipo de investigadores fue pionero en cuanto a las técnicas utilizadas ya que, entre otras, se servían de cámaras con película infrarroja para captar lo que el ojo no era capaz de ver. Fue así como consiguieron reunir material sobre las luces del cielo y una imagen muy conocida entre los amantes de los ovnis: la de un supuesto extraterrestre, El Condesito, un rostro con cavidades oculares y orejas muy pegadas al cráneo. Se registraron psicofonías y las luminiscencias, que formaban espirales y círculos, podían verse también desde el Coto de Doñana. Pero lo cierto es que estas luces eran conocidas desde hacía décadas en los municipios de Huelva, Cádiz y Sevilla.-

Los defensores de lo racional afirman que la proximidad del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, INTA, y las experiencias allí llevadas a cabo han generado todo tipo de rumores sobre avistamientos de platillos volantes, en una época en la que las autoridades preferían que se pensase en ovnis a que se estuviese al corriente de pruebas militares. En cuanto a la fotografía, hay quien afirma que podría tratarse incluso de uno de los investigadores que se acercó a la cámara con intención de colocarla mientras ésta se encontraba en funcionamiento… En esos mismos años también referencias sobre ovnis en las localidades de Villarrasa y en Bollullos Par del Condado.

A finales de abril de 1988 la prensa local se hacía eco de otro posible avistamiento en Gibraleón, que habría sido sobrevolada por “una extraña nave de forma circular y que volaba muy lentamente”. Las noticias sobre platillos se dieron incluso en la década de los noventa. ¿Leyendas urbanas? ¿Pruebas militares? ¿Sobredosis de imaginación?...-EL CASO"EL CONDESITO"EN DETALLES--El preludio de lo que luego se conoció como el caso de El condesito fueron los numerosos avistamientos de ovnis, hasta 17 en total, que en un breve período se produjeron en los alrededores de la finca de Francisco Ferraro Bejarano, en la localidad onubense de Rociana. “En verdad, El condesito empieza fuerte el 3 de diciembre de 1973. Ferraro y un empleado suyo van en coche hacia Almonte para liquidar unas deudas cuando de improviso observan una luz extraña dentro de la finca, en la zona de los melocotoneros. Se meten en el carril para buscar la luz y se encuentran con un rectángulo de algo más de dos metros de alto por uno y pico de ancho, sustentado sobre dos haces de luz. La parte superior es de color rojo y el resto, anaranjado y pulsátil. Ambos se quedan petrificados en el coche, observando el objeto, y de pronto aquello despega y se marcha entre los árboles hasta desaparecer. Se asustaron tanto que regresaron a Rociana”, explica Marvizón a MÁS ALLÁ.

Osuna y Marvizón entablaron amistad con el señor Ferraro y comenzaron a frecuentar la zona y a quedarse algunas noches para vigilar los cielos. La primera vez que fueron solos a la finca, ya sin la compañía de su propietario, fue el 17 de agosto de 1974. Y comenzaron a protagonizar ciertos sucesos inexplicables, como la observación de luces anómalas y la captación de extraños sonidos en los receptores de radio, algo parecido a un “bip-bip” que no supieron identificar. “Pues sí, los aparatos de radio dejaron incluso de funcionar –recuerda Julio–.

Cuando salimos de la finca volvieron a hacerlo. Fue la única noche en que avistamos algo en la finca. Era una `Z´ gigantesca en el cielo, con unos giros muy bruscos y una luz lejana sobre El Rocío. Cuando fuimos a investigarla, nos encontramos con que uno de los testigos era alguien que luego sería muy conocido, te diría que gracias a nosotros, y que ha muerto recientemente. Se trataba de Antonio José Biosca, conocido después como Antonio José Alés, al que metimos en el mundo de la ufología. Él se dedicaba a la fotografía de quirófano en aquel momento. He de decirte que contacto visual no hubo nunca por nuestra parte, salvo esa primera vez que te he contado. Nunca volvimos a ver absolutamente nada raro en el cielo. Lo que detectamos fue a través de aparatos. Por eso en el libro puse como subtítulo `probable contacto tecnológico´”.

–Es entonces cuando ya comienzan a utilizar magnetófonos, a emitir grabaciones de “pitidos” endistintas longitudes de onda, con la intención de establecer contacto con las inteligencias que puedan estar detrás del fenómeno OVNI. ¿No es cierto?
–Así es. Como la radio había dejado de funcionar, pensamos que podía haber algo que la estropeara, algo que estaba cerca de nosotros y que podía captarnos. Mi compadre Jaime Lobato, que en paz descanse, era técnico de Radio Nacional en Sevilla y me fabricó una emisora de radio portátil, pequeñita, que funcionaba con las baterías de los coches. Y grabamos con el magnetófono una serie de frecuencias audibles y no audibles, al principio al azar y después con una secuencia matemática, para que se viera que esas longitudes de onda estaban emitidas por una inteligencia. Entonces las lanzamos una noche. A su vez, pusimos dos magnetófonos grabando, por si recibíamos alguna señal mientras nosotros enviábamos la nuestra. Y fue cuando grabamos aquella psicofonía, la palabra “Yaqui”.

Volvemos a grabar y pregunto, ya a modo de liturgia psicofónica, si esa palabra significa que ya están aquí o si se trata del nombre de alguien. Dejamos grabar tres minutos y aparece la pura voz psicofónica, con retumbe en bóveda, coro de voces y clic psicofónico al comienzo, que dice: “Cuando he venido”. Después aparecen unos sonidos semejantes a unos latidos de corazón que se acercan al micrófono e incluso lo mueven y luego se alejan. Eso motivó que comenzáramos a utilizar el infrarrojo. Si hubo un movimiento de micrófono y nadie vio nada, aunque fuera invisible tendría que emitir calor y, por tanto, tenía que ser sensible al infrarrojo.-Tiempo después el doctor Enrique Vila, médico del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, asistiría a una conferencia impartida por Manuel Osuna en Umbrete. Allí conoció a Julio Marvizón, quien le contó el caso de El condesito desde sus inicios. El doctor Vila le propuso algo sumamente interesante: analizar los sonidos grabados en la cinta mediante un fonocardiograma. El encargado sería el cardiólogo Mariano Berjillos, médico del citado hospital. “Los resultados están ahí. Los expongo en el libro. Son auténticos latidos de corazón, de un corazón que regula su metabolismo a voluntad”, me explica Julio mientras abre un carpetón y me extiende el fonocardiograma, que aún conserva en perfecto estado.

–Bueno, centrémonos en la fecha clave: 28 de noviembre de 1974. Esa noche se produjo el célebre episodio de El condesito, tema central de su nuevo libro...
–Ese día llegamos a la finca sobre las 23.00 h. Estábamos Heliodoro Contreras, Manuel Osuna y yo. Nuestro objetivo era mirar el cielo y, como habíamos visto aquella vez anterior que el micrófono se había movido, queríamos comprobar si algo no visible que emitiese calor se acercaba hasta nosotros. Yo era el encargado de hacer las fotos al magnetófono. Me había preocupado de buscar en Sevilla carrete sensible al infrarrojo y lo había encontrado. El tratamiento del carrete infrarrojo es difícil. Hay que conservarlo en el frigorífico. Su uso estaba muy controlado. Además, solo se revelaba en Madrid. Exigíamos en la tienda que no se cortaran las diapositivas, sino que nos dieran el carrete entero revelado. Al principio, a la mitad y al final del carrete hacíamos fotos de la Luna o de nuestros hijos para garantizar que el carrete que nos devolvían realmente era el nuestro. La cuestión es que puse la cámara, una Agfa Óptima 1ª, que ni siquiera era réflex, sobre el techo del coche. No tenía trípode. La cámara estaba algo torcida debido a la inclinación del techo del Seat 124. Allí estaba yo, apoyado y con mi dedo apretando el disparador durante 60 seg. Y así hice las fotos a los magnetófonos. La siguiente foto es una foto de control de la Luna. Y la siguiente, de nuevo, a los magnetófonos. Y en esa foto ya no salen los aparatos, sino la cara de un ser perfectamente encuadrada. Por tanto, tuvo que posar, ya que la cámara estaba inclinada. Esa noche no notamos allí nada raro. Incluso regresamos cabreados porque no había pasado nada. La sorpresa llegó al ver lo que salió en el revelado. Para Osuna, se trató del caso ufológico más importante que había vivido. Las características faciales de El condesito –nombre que tomaron de la finca donde ocurrieron los hechos– fueron examinadas por el doctor José María Genis, catedrático de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla. “Según Genis, se trata de un adulto joven, de complexión robusta. Tiene barba y nadie en aquel momento tenía barba. Rafael Llamas tenía barba, pero estaba en San Fernando haciendo el servicio militar. Manolo y Heliodoro estaban lejísimos para que sus voces no entraran en los magnetófonos”, señala Julio.

–¿Qué otros detalles significativos destacó el doctor Genis?
–Parecía que el rostro tenía cuatro cuencas oculares, o sea, cuatro ojos. Tenía un desarrollo del túber frontale bastante importante. Por lo tanto, era un ser inteligente. Además, lo catalogaba dentro del atlético de Kreschmer y presentaba un desarrollo evidente de la nariz. Poseía también un desarrollo del pómulo propio de la raza japónica.–Posteriormente, en otras salidas, captaron extrañas formaciones, luces, etc. Recuerdo la que llaman “Pentecostés” o la del “astronauta”. Cuéntenos algo sobre esas fotos.
–Son fenómenos que se ven al revelar las fotos. La del “astronauta” fue captada por Heliodoro la primera vez que disparó al cielo. Y la primera vez que utilizamos un disparador automático salió la foto que llamamos “Pentecostés”, que ha sido criticada porque estamos delante de una hoguera y hay quien dice que la luz grande que sale encima de nosotros es una imagen parásita producida por una masa de aire caliente que ha subido por delante. Pero pienso que si hubiera salido por delante lo hubiera borrado todo, y, sin embargo, refleja los árboles del fondo y la montaña de la lejanía.

–Otro caso recogido en su libro y que me parece sumamente interesante es el de la niebla en forma de “nave con cúpula” que le envolvió durante unos minutos...
–Bueno, esto ya es muy posterior al caso de El condesito. A través de una ouija pedimos un contacto con esos seres, y nos dijeron que el 6 de marzo de 1976, a las 23.00 h, debía encontrarse “Julio solo en El condesito”. En el libro aparece íntegra la comunicación. Aquel día me fui con Enrique Vila, que llevaba su perro. Recogimos a Rafael Díaz, que después sería alcalde de Almonte durante cierto tiempo. Al llegar al sitio soltamos al perro, ya que le gustaba corretear por allí. Pero ese día se bajó, dio dos vueltas, se subió al coche y ya no se bajó más. A lo lejos, observamos un banco de niebla con forma de cúpula y en broma dijimos que estábamos tan mentalizados que hasta los bancos de niebla nos parecían naves. La cuestión es que Enrique y Rafael se fueron hasta la carretera. Usamos unos walkie-talkies para comunicarnos. Al quedarme solo, el banco de niebla se extendió y me rodeó por completo. Era una niebla muy espesa. Por arriba se veían las estrellas, pero horizontalmente no se veía nada a más de 2 m. Por eso puse sobre el coche una lámpara amarilla con potentes destellos intermitentes para que pudieran encontrarme al volver. Y allí estaba, con mucho frío, la capucha del abrigo puesta sobre la cabeza, el perro en el coche sin querer salir y con un nueve corto a la cintura, pues yo estaba militarizado y tenía que llevar por obligación una pistola del Ejército. Y estando de pie, quieto, de pronto noté un calor muy fuerte en la mejilla izquierda, giré la cabeza y, a unos 4 m de distancia y a 1,5 m de altura, observé un foco luminoso de unos 50 cm de diámetro. Al verlo se me erizaron los pelos. Y de repente, se apagó. Intenté comunicarme a través del walkie con Enrique y Rafael. Les oía bien, pero ellos a mí no. Tenía verdadero pánico. A los pocos minutos la niebla se disipó. Quité la lámpara que había puesto sobre el coche y ya pude hablar con ellos. Después de contarles lo sucedido, regresamos a casa. Días más tarde, Enrique me telefoneó para avisarme de que estaba en el veterinario, pues su perro se estaba muriendo. Tenía espasmos, pero el veterinario descartó que se debiera a un envenenamiento o una epilepsia. Al día siguiente murió.

–Muchas veces se reunían en su casa para practicar la ouija y trataban de establecer contacto con el mundo invisible. ¿Cree realmente que es una técnica fiable de contacto o piensa que hay una explicación psíquica para ese tipo de experiencias?
–La ouija funciona, pero lo hace de manera tan rudimentaria y extraña, que no puedo pensar que sea utilizada por una civilización avanzada para contactar con nosotros. Lo veo más como la plasmación de nuestro inconsciente. Es como la psicofonía. Para mí, el francés es mi segundo idioma, porque mis abuelos eran franceses y cuando era pequeño hablaba con ellos en francés. Cuando me ponía a hacer psicofonías pensando en francés y preguntando en francés se me contestaba en francés. Y nunca que he preguntado algo que no sé se me han dado respuestas.

–Y, como capitán del Ejército del Aire, ¿ha tenido algún obstáculo por dedicarse a la investigación OVNI?
–Nunca. Al revés, me han ayudado todo lo que han podido, me han dado documentos, me han abierto puertas. Jamás me han puesto el menor reparo. Solo una noche, con un coronel, estando de servicio en el aeropuerto a las 3 de la madrugada. Él iba a coger el avión SevillaMálaga para irse y estaba esperando allí conmigo, en Meteorología. Llamaron de Bolero, el radar de Constantina (EVA-3), para preguntarme si había inversión de temperatura, que es un fenómeno atmosférico que suele captarse en los radares como un punto fijo. Les dije que no. El radarista me dijo que, efectivamente, no podía ser porque aquello se estaba moviendo y me advirtió de que lo tendríamos encima del aeropuerto en dos o tres minutos. El coronel y yo salimos a la terraza, y vimos que la luz se iba aproximando. Tanto fue así que todos creyeron que era el avión que se esperaba. Y los operarios salieron a la pista para ayudar, como es habitual cuando los aviones aterrizan, acercando la escalera y demás. Y aquella luz, que tenía aspecto de una esfera luminosa, fue descendiendo, rozó la pista y se fue hacia lo alto sin tomar tierra. Y detrás vimos llegar el avión. Entonces el coronel me dijo: “Eso es un ovni, pero como lo cuentes te empapelo”.

Ha sido la única vez que me han dicho algo así. De todos modos, he contado ese incidente y no me han empapelado. Julio Marvizón también ha investigado el mundo de los fenómenos paranormales y ha escrito el libro Los otros poderes de la mente (Ediciones Giralda, 1996) junto con su amigo Enrique Vila, fallecido en diciembre de 2007. En dicha obra exponen casos e hipótesis sobre percepción extrasensorial (ESP), experiencias cercanas a la muerte (ECM), fantasmogénesis, estigmatización, etc. Asimismo, Julio se interesó en su día por estudiar la simbiosis ovni-mente, eso que se dio en llamar paraufología.

–¿Considera que existe una conexión entre los ovnis y lo paranormal?
–Totalmente. Al igual que en el caso de la electricidad y el magnetismo no sabemos dónde acaba lo uno y dónde empieza lo otro, lo mismo nos pasa con la parapsicología y la ufología. Están en un cajón de sastre. Hay gente que ve ovnis y se le desarrollan facultades psíquicas y gente que tiene facultades psíquicas y termina viendo ovnis. El fenómeno OVNI no es algo independiente del factor humano, sino que está íntimamente relacionado con él. Tenemos casos de abducción en los que el testigo se halla acostado, se despierta y se ve de pronto en el interior de una nave, incluso atraviesa las paredes. Por tanto, hablamos de algo astral, espiritual, más que de algo físico. Deberíamos seguir profundizando en esa línea tan fascinante.-En 2001 vio la luz la obra El condesito: un viaje al corazón del fenómeno OVNI, del periodista José Miguel Alcíbar Cuello. Dicho trabajo, que analiza desde un punto de vista crítico las experiencias ufológicas ocurridas en Rociana (Huelva) durante los años 1974 y 1975, recibió el Premio Internacional Zurich 2000 de manos de la Fundación Anomalía, que editó el libro. El autor, respaldado por un equipo multidisciplinar de ufólogos vinculados al colectivo Cuadernos de Ufología, expresaba sus dudas sobre el origen inexplicable del rostro de El condesito y concluía: “La toma nº 13, correspondiente a El condesito, se explica de manera convencional. Es más, siguiendo la comparación métrica entre algunas fotografías de Marvizón y las de El condesito, la proporcionalidad entre oreja y nariz es la misma (...). Existen suficientes elementos de juicio como para asegurar que la foto fue hecha al mismo operador, seguramente de manera accidental”.

Al ser preguntado Julio sobre esta explicación, responde a MÁS ALLÁ: “Yo no oculto nada. En mi libro están las fotos de cómo soy en aquella época. No me parecía al rostro de El condesito. No tenía barba y él sí la tiene. Lo que sí es posible es que se parezca a mí ahora, en estos momentos, no cuando iba a la finca. Si eso fuese cierto, la diapositiva de El condesito sería premonitoria”.- -Fuente:http://www.masalladelaciencia.es-Investigacion-Edicion:ALBERTO ALIEN-(EL CONTENIDO U OPINION DE LA FUENTE NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE FILEALIEN-46)