-EMBLEMA ESTACION ESPACIAL INTERNACIONAL-
El anhelo de conquistar el espacio inició formalmente en la década de los sesenta, con la ‘carrera espacial’ entre Estados Unidos y Rusia, la cual continuó después de la llegada del hombre a la Luna (1969) con la colocación de una estación espacial en 1973. Pese a que ésta sufrió cuantiosos daños en su lanzamiento logró mantenerse en órbita casi cuatro años, aunque sólo fue habitada en tres ocasiones, durante 28, 59 y 84 días, respectivamente.
En 1986 Rusia puso en órbita la primera estación espacial modular con tripulaciones permanentes, la legendaria Mir, que fue un parteaguas en la exploración del cosmos, al permitir la participación de otros países en sus labores de investigación y construcción. Luego de un fuerte incendio en 1997 y problemas técnicos serios en 1998, fue retirada en 2001.
Muchas naciones anhelaban tener su propio laboratorio espacial, pero los costos que eso implica eran tan colosales que muy pocos se animaban a enfrentar el reto. En ese contexto, Estados Unidos planeaba tener su estación, Freedom, impulsada por el presidente Ronald Reagan, pero finalmente se descartó ese proyecto por uno más ambicioso, aunque más barato para ellos: la Estación Espacial Internacional.
UN SUEÑO COBRA FORMALas cinco agencias que apostaron por la EEI son la estadounidense, la rusa, la japonesa, la canadiense y la europea (que agrupa a Reino Unido, Francia, Dinamarca, España, Italia, Holanda, Suecia, Alemania, Suiza, Bélgica y Noruega). Luego de que analizaron el alcance de concretar ese sueño, y evaluar sus participaciones y los costos que demandaría, en noviembre de 1998 iniciaron el megaproyecto con el lanzamiento y puesta en órbita del módulo ruso Zarya, que dotaría de energía eléctrica y propulsión a la aun inexistente base. Posteriormente la NASA envió el módulo de conectividad llamado Unity, en el transbordador Endeavour. A inicios de 2000 se añadió el módulo ruso Zvezda, que cuenta con sistemas de soporte vital, lo cual permitió que dos tripulantes permanecieran ahí para montar el módulo de comunicaciones. Así fue posible que el 2 de noviembre del mismo año llegaran los primeros habitantes a la EEI, a bordo de la nave rusa Soyuz. Cabe señalar que a partir de ese momento siempre ha habido humanos viviendo en el espacio.
Como todo vehículo espacial, la EEI necesitaba una fuente de energía para darle suministro a todos los sistemas que se iban acoplando, por ello se instaló una enorme estructura muy parecida en su forma a una antena de comunicaciones, pero colocada transversalmente para dar soporte a los paneles y a un brazo robot canadiense que permite efectuar movimientos de partes y apoyar el mantenimiento e instalación de nuevos componentes. Este último tiene la capacidad de mover cosas tan voluminosas y pesadas como vagones de ferrocarril.
La complejidad de la EEI es increíble. En resumen posee el tamaño de un campo de fútbol que pesa 420 toneladas, tiene 14 módulos, un área habitacional para los astronautas (pero no pensemos en recámaras: sólo hay lugar para comer, dormir y hacer ejercicio, de manera común), y los paneles solares más grandes fabricados a la fecha.
PERO ¿PARA QUÉ?La misión final de este tipo de proyectos es la creación de tecnologías que ayuden a la exploración espacial, pero también de aquellas aplicables en la vida cotidiana. Las dificultades técnicas que se han tenido que superar para su realización han impulsado fuertemente el desarrollo de nuevas tecnologías y la mejor comprensión de otras. Desde luego, tener una ‘puerta de salida’ al cosmos es uno de los logros más trascendentales de este centro de investigación.
A la fecha varios países han intervenido en él, sobre todo los que tienen el potencial económico y tecnológico para llevar a cabo proyectos fuera del planeta. Hay uno que llama la atención de sobremanera: la Agencia Espacial de Brasil, pues si bien no forma parte directa en las operaciones de la EEI, la NASA le ha dado un contrato con el fin de que genere un tablero para albergar experimentos que están expuestos directamente al espacio. Este es un magnífico ejemplo de cómo se desenvuelve una nación que quiere evolucionar, pues aunque está lejos de mandar sus propias naves, ya lleva una importante ventaja en el desarrollo de tecnologías.
Aquí cabe mencionar la ya aprobada formación de la Agencia Espacial Mexicana AEXA, cuyo principal impulsor, Fernando de la Peña, está convencido de que con pasos semejantes a los que han dado los cariocas, México puede crecer rápidamente en este aspecto, con la ventaja de que nuestra situación geográfica es más privilegiada que la de la mayoría de los países que cuentan con agencias espaciales.
CASI INCREÍBLE, PERO CIERTOEn las instalaciones de la NASA en Houston existen módulos de prueba de la EEI, tanto de experimentación como para entrenamiento. Miden seis por ocho metros, pero poner en papel esas dimensiones no se compara con la impresión de tenerlos a la vista; es una experiencia realmente espectacular que permite imaginarnos cómo debe verse todo el complejo armado. Aunque sin duda lo que más sorprende es pensar que la monumental estructura puede pasar por encima de nuestras cabezas, a 300 kilómetros de altura, con una velocidad de ¡28 mil kilómetros por hora!
En la situación geográfica de La Laguna tenemos la posibilidad de ver a la Estación Espacial Internacional unas cuantas veces al mes. En ocasiones su paso coincide con el atardecer o amanecer local, por lo que refleja la luz del Sol y se aprecia como un punto luminoso moviéndose por el cielo. Para ser más precisos, la EEI es el satélite artificial más brillante que es posible distinguir y dicho brillo algunas veces rivaliza con el de Venus.
Es fácil saber si estamos viéndola, basta con acceder a una de las muchas páginas de Internet que nos dicen su ubicación y puntos de observación. Una de ellas -gratuita- es www.heavens-above.com, que muestra en tiempo real sobre en qué parte del mundo se encuentra la estación.
Así que ya lo saben: si ven una ‘estrella’ muy brillante desplazándose a gran velocidad, probablemente sea la EEI. ¿No les parece sobrecogedor saber que en ese pequeño puntito de luz viajan seis personas, haciendo una vida ‘normal’ en pro de la ciencia? También es de admirarse que ello sea una prueba de que la suma de voluntades puede ser superior a la de nuestras diferencias.
-Fuente:http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/546693.html-Investigacion-Edicion:ALBERTO ALIEN-(EL CONTENIDO U OPINION DE LA FUENTE NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE FILEALIEN-46)
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